Tomado de Las Provincias
AP Photo / David Goldman |
Si los perros son el mejor amigo del hombre, no se quedan atrás los caballos. Las Olimpiadas de Río 2016 han presenciado una muestra de esta fuerte conexión. La protagonista es la jinete holandesa Adelinde Cornelissen, oro y plata en Londres 2012, y una de las favoritas para conseguir medalla en estos Juegos junto a su fiel caballo Parzival.
Perzival junto a Cornelissen. / Facebook |
Todo iba sobre ruedas hasta que dos días antes de la competición Cornelissen notó que a su caballo enfermaba. Cogió fiebre y su cabeza se hinchó, al parecer tras ser mordido por un insecto. La jinete pasó horas con el animal en los establos, durmió junto a él y pidió consejo a los veterinarios que le dieron el visto bueno para competir. Sin embargo, al salir a la arena, la deportista no estaba tranquila: «Sentía que algo no iba bien, que Parzi estaba dando todo lo posible y estaba demostrando ser el boxeador que siempre es, él que nunca se rinde. Pero para protegerlo, me rendí. Mi compañero, mi amigo, el caballo que lo ha dado todo por mí toda su vida no merecía eso… Así que saludé y me salí de la arena».
Sin medalla pero feliz, la amazona ya se encuentra en casa junto a Parzival que, afortunadamente, se recupera de su enfermedad. Ambos han protagonizado una de las historias más bonitas de estas Olimpiadas.
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