Artículo de Sara Pérez, tomado de PlayGround
Nepal ha enviado un mensaje claro a los cazadores furtivos. Más de 4.000 pieles de diferentes animales, cientos de cuernos de rinoceronte y restos de escamas de pangolín ardieron en el parque nacional de Chitwan tras ser requisadas a los traficantes y cazadores.
La hoguera fue creada expresamente por la autoridades como un gesto simbólico de compromiso del país contra el comercio de vida silvestre y la caza furtiva. Incluso, miembros del Gobierno de Nepal y diplomáticos extranjeros se acercaron a contemplar el evento, que curiosamente coincidió con el Día Internacional de la Diversidad Biológica.
"Con esto queremos enviar un mensaje de que estas partes del cuerpo de los animales en peligro de extinción no están destinados para el comercio." señaló Maheswor Dhakal del Departamento de Parques Nacionales y Conservación de Vida Silvestre a AFP.
En total eran 4.012 pieles de 48 especies de animales diferentes, entre ellas 67 de tigre en peligro de extinción y 48 de leopardo, 357 cuernos de rinoceronte y 352 pangolines. También ardieron pelo de cola de elefante, glándulas de ciervos, caparazones de tortugas y caballitos de mar. Todo llevaba casi 20 años almacenado y fue lo que alimentó una hoguera de quince metros de altitud.
La hoguera además de ser un símbolo de compromiso con la biodiversidad, libró al pequeño país de una carga económica que suponía el almacenamiento y seguridad de los restos de estos animales.
No todos los restos de animales ardieron en la hoguera. Diez cuernos de rinoceronte y cinco pieles de tigre se han guardado para investigación y se han apartado todos los colmillos de elefante para una posterior hoguera, ya que para hacerlos desaparecer necesitan quemarse a 900 grados de temperatura, tal y como señaló Dhakal a The Kathmandu Post.
Nepal sufrió una caza furtiva desenfrenada durante la guerra civil que duró una década y terminó en 2006. Por aquel entonces, el Gobierno ordenó a los funcionarios de los santuarios de vida silvestre abandonar sus puestos para luchar contra los maoístas, algo que fue aprovechado por los cazadores y traficantes.
La última vez que Nepal quemó los trofeos de los cazadores furtivos fue en 1998. Este lunes lo ha vuelto hacer para reafirmar su compromiso con la naturaleza, aunque el país todavía tiene serios retos para acabar con los traficantes de pieles de tigre y cuernos de rinoceronte.
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