Tomado de Cultura Colectiva.com
Los esfuerzos por cuidar plantas y animales en peligro de extinción cada vez se hacen más populares y fuertes, pero desear cosas bonitas en Facebook con un like o donar un kilo de croquetas a veces no es suficiente para la magnitud del problema que enfrenta el mundo entero. Todo suma, sí, pero las variables importan mucho.
El ejemplo de esto es que seis millones de kilómetros cuadrados de bosques, parques y áreas de conservación están comprometidas o en declive por actividades humanas que no han logrado empatar con una idea de conservación de la tierra como la minería, la tala y la agricultura a gran escala.
En este sentido no extraña pero sí es grave saber que aunque desde 1992, cuando se ratificó el Convenio sobre la Diversidad Biológica, las áreas protegidas han duplicado su tamaño en extensión —15 % de la tierra y 8 % de los océanos—, pero que muchas de estas áreas no funcionan para conservar ni la calma.
A pesar de la protección, las especies siguen muriendo por intervención humana. (Foto: Pinterest) |
La explicación es que hay patrones de actividad de la industria pesada, incluso en naciones “ricas” y “concientizadas”. El ejemplo es Australia, que tiene áreas de conservación donde se practica la minería, la tala y el pastoreo.
Gráfico del impacto humano sobre áreas de conservación. (Foto: Greenfirescience) |
De seguir a este paso, según el mismo Watson, en 50 años el 30 % de las especies que ya están bajo “protección” no existirá. Aunque existe, por lo menos un rasgo positivo dentro del mismo estudio: aquellas áreas bien administradas (más que financiadas) han logrado ser efectivas con las especies que cuidan, Nueva Zelanda y Canadá son ejemplos.
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