Tomado de Russa Today
Captura. |
Durante el invierno apenas quedaba una brizna de hierba entre las alambradas que delimitan el espacio natural protegido, además, el agua estaba congelada y los activistas debían romper el hielo para que las bestias pudieran beber. Sin comida ni agua, algunos ejemplares quedaron tan débiles que apenas se podían mover.
Sin embargo, muchos activistas y vecinos han calificado de poco ético y cruel la decisión de la reserva de matar a sus habitantes. Los ecologistas se arriesgan a ser multados, pero entran en la reserva furtivamente para llevar comida a los animales. Además se celebran numerosas protestas y manifestaciones para presionar a las autoridades a buscar otras soluciones para la reserva.
A la espera de una decisión, los activistas proponen sus variantes: algunos sugieren castrar a los animales para que no puedan reducirse descontroladamente, mientras que otros optan por trasladarlos a diferentes parques en vez de abatirlos a tiros.
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