En algún lugar bajo la lluvia siempre habrá un perro abandonado que me impedirá ser feliz. Jean Anouilh
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viernes, 21 de agosto de 2015

Pasó toda su vida en la calle, hasta que un coche que pasaba cambió su suerte para siempre

Es desgarrador ver cómo los perros callejeros, después de haber pasado una vida tan difícil y dolorosa para sobrevivir, todavía son capaces de sentir confianza y afecto hacia los seres humanos. Y es que los perros son los animales más fieles, incluso después de la muerte.

Artículo de Alberto Díaz Pinto, tomado de La voz del muro.net

Esta es Kelsey, una perra que solía pasar sus días vagando
sin destino y tratando de encontrar comida para poder
sobrevivir.

A pesar del estado deplorable en el que se encontraba, Kelsey, la perra que protagoniza nuestra historia, consiguió ver la luz que había al final del túnel. No obstante, todavía sigue habiendo demasiados casos de animales que no han corrido la misma suerte, una circunstancia que intentan subsanar los refugios y protectoras de animales de todo el mundo, y que desde La Voz del Muro aplaudimos efusivamente.


Obligada a dormir donde podía, la salud de Kelsey empeoró considerablemente. El pobre animal tenía parásitos que atacaban su piel y quemaduras provocadas por el sol.


Cuando una familia que viajaba en coche encontró a Kesley en la cuneta de una carretera, no tardaron en darse cuenta de que necesitaba un médico urgentemente. Parecía ser una perra muy inteligente, pues no tuvieron que hacer gran cosa para que saltara dentro del coche.


Aunque nunca había estado bajo el cuidado de los seres humanos, Kesley parecía confiar ciegamente en las personas.


Mientras que el equipo médico pensaba un plan para tratarla, el animal bebió y comió tanto como pudo para recuperar fuerzas.


Resulta increíble ver lo rápido que Kelsey respondió a la comodidad y al afecto proporcionados por el equipo de veterinarios.


Aunque es cierto que el cariño que sentía hacia la familia que la rescató, era mucho más que especial.


Con la mejoría de salud, Kelsey empezó a jugar poco a poco y a ser una perra prácticamente normal.


Incluso empezó a socializar con otros perros, cuando vio que ya no tendría que luchar por la comida nunca más.


La figura escuálida de Kelsey desapareció en pocas semanas, después de comer habitualmente hasta ganar un peso saludable.


Y con sus parásitos y quemaduras solares tratadas, su piel comenzó a regenerarse.


Kelsey ahora vive agradecida por la comida, el agua potable siempre disponible y una cálida cama donde dormir todas las noches.


Viendo la imagen, nadie hubiera podido decir que se trata de la misma perra que conocimos al principio de la historia.


Pero Kelsey sí que recuerda su duro pasado, y es por ello que siente un profunda gratitud y amor hacia su nueva familia. Fuente original: wimp votar

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