Artículo de Javier Lacot, tomado de Hipertextual.com
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Foto: Migel / Shutterstock.com |
Lo mismo puede aplicar a los festejos donde se torturan animales por diversión. La "tradición" no puede sostener de ninguna manera atrocidades como tirar una cabra desde un campanario, incendiar las astas de un toro y poner a medio pueblo en una plaza a pegarle puñetazos y estresarle, o soltar cuatro cerdos untados de grasa por el pueblo y dejar que los adolescentes los atrapen vía "todo vale". Lo peor quizás es cuando la tradición a su vez se ampara en el clero, en la religión, capaz de aducir que una cabra es un símbolo satánico o no sé qué tonterías más.
Pues bueno, por suerte muchas de estas fiestas han ido prohibiéndose de forma progresiva, o han dejado de practicarse. Por la vía legal o simplemente por la presión cada vez mayor de colectivos que defienden los derechos de los animales. Siguen quedando tareas pendientes, por supuesto. Como el vergonzoso Toro de la Vega de Tordesillas. No obstante, hay una fiesta donde se maltratan animales en la que por algún motivo la crítica nunca ha tomado una dimensión equiparable a la que han recibido otros "festejos". Es la que empieza hoy: San Fermín.
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Foto: Pedro Armestre / AFP |
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Foto: Diario de Navarra |
Puede sonar a obviedad, pero es decepcionante comprobar cómo todavía hoy, para demasiados, San Fermín sólo es una jovial carrera desde la cuesta de Santo Domingo hasta la plaza de toros. Bueno, cada año mueren en torno a 50 toros ejecutados por un verdugo que les atraviesa en repetidas ocasiones. En 2015 serán 48 para cuando acabe la "semana grande". Durante el recorrido hasta la plaza, los toros sufren numerosas caídas, golpes y encontronazos que se suelen saldar con dolorosos hematomas y huesos rotos.
En otros muchos pueblos de España, las fiestas populares, por tradicionales y católicas que fueran, se han terminado adaptando para continuar con el festejo renunciando al maltrato animal. Me pregunto si no será hora ya de que Pamplona asimile que no es imprescindible para sus fiestas que los animales sufran y acaben siendo ejecutados.
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