Artículo de María M. Villamil, tomado de La Nueva España.es
El poni "Sabugo". Foto: Ricardo Solís. |
El Ayuntamiento apenas recibe avisos de abandonos, "aproximadamente uno al año", dice García. Se debe a que los ciudadanos acuden en primera instancia a las protectoras, añade.
Las casas de acogida son una salida al problema, pero la directora de la protectora de animales indica que no es sostenible ya que "muchas familias se enamoran de los animales y luego no los pueden dar en adopción". Por ello, la perrera es una de las viejas demandas de los amigos de los animales. En la comarca no existe una municipal y la propia asociación no tiene un local habilitado. "Cuando alguien encuentra un animal abandonado no puede traérnoslo, tiene que quedárselo. Nosotros buscamos una familia de acogida y a alguien que lo quiera adoptar, algo difícil de conseguir porque son viejos y la gente no los quiere. Tenemos perros que nunca tendrán una familia", relata María Luz García. En los años 90 existió una perrera en Heros que se derribó. Desde entonces no existen albergue municipales. Hubo numerosos proyectos pero todos han ido perdiendo fuelle: "Nadie quiere una perrera en su municipio. No sé qué fobia tienen los políticos a las perreras", manifestó García.
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