Tomado de Agencias SINC.es
Una hembra gorila junto a su cría de cuatro meses en la República Democrática del Congo. / Conservation International | Russell A. Mittermeier |
Aproximadamente dos especies de vertebrados se extinguen cada año, así de forma paulatina se reduce la fauna del mundo. Ahora, una investigación publicada en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences analiza las consecuencias del declive mundial de estos animales sobre los entornos naturales y los seres vivos que comparten hábitat con ellos.
Para realizar el trabajo, el equipo de científicos, liderado por Gerardo Ceballos, catedrático de la Universidad Nacional Autónoma de México, ha mapeado la distribución geográfica de 27.600 especies de pájaros, anfibios, mamíferos y reptiles –la mitad de las especies vertebradas terrestres conocidas–. También han analizado el declive en las poblaciones de 177 mamíferos estudiados en profundidad entre 1990 y 2015.
Los resultados obtenidos muestran que el 30% de las especies vertebradas están reduciendo el número de poblaciones y la variedad de especies. Además, de los 177 mamíferos estudiados, todos han perdido el 30% del territorio que habitan y más del 40% han visto como se reducía su hábitat en un 80%.
Los expertos señalan las regiones tropicales y templadas como los lugares en los que hay un mayor número de especies extintas, y aseguran que los grandes mamíferos del Sudeste Asiático son el grupo de animales que ha perdido el mayor porcentaje de territorio habitable.
“La disminución masiva en las familias y especies de animales se debe principalmente a: la pérdida y fragmentación de su hábitat, la caza, el comercio, la sobreexplotación del territorio y la aparición de especies invasoras”, declara a Sinc Gerardo Ceballo.
Efectos en cascada
La reducción del número de animales y de la diversidad biológica, aparte de suponer el ‘preludio’ –como lo denominan los autores del trabajo– de una extinción de especies, también implica la perdida de servicios cruciales que ofrecen los ecosistemas, como la polinización de las abejas, el control natural de pesticidas o la purificación del agua.
Además, esta circunstancia altera las redes ecológicas en las que se benefician todos los seres vivos provocando un efecto en cascada.
Para revertir esta situación, Ceballos aboga por reducir el crecimiento de la población humana, disminuir el consumo y apostar por el uso de tecnologías verdes. También considera necesario aumentar las áreas de protección y preservar las poblaciones de animales y plantas en las regiones dominadas por el hombre.
En relación al Acuerdo de París, el investigador valora este tratado como positivo pero insuficiente a la hora de frenar la actual situación de los animales.
“El Acuerdo de París ayudará a reducir la desaparición de las poblaciones de animales, pero no es suficiente” y añade “necesitamos medidas de carácter internacional destinadas a mitigar el comercio de especies amenazadas y reducir la pobreza en países en vías de desarrollo para proteger los hábitats naturales y la biodiversidad”.
“Tenemos una breve ventana de tiempo para actuar, aunque se está cerrando rápidamente”, concluye el autor.
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