Artículo de Susana Acosta, tomado de La Voz de Galicia
Foto: Marcos Creo. |
La Consellería de Medio Rural abrió el año pasado expedientes sancionadores a 84 propietarios de animales de producción por tenerlos en malas condiciones, una cifra que solo contempla el estado en el que se encuentran estas especies de granja y donde no se cuantifican las sanciones a propietarios de animales de compañía, la fauna silvestre, los espectáculos taurinos y la caza y la pesca, que cuentan con su propio reglamento. En este sentido, estos expedientes se aplicaron en base a la Lei 32/2007, del 7 de noviembre, para el cuidado de animales en su explotación, transporte, experimentación y sacrificio.
Además de estas sanciones, la Xunta no descarta que dentro de estos casos también pueda haber alguna infracción relacionada con cuestiones sanitarias. Y los propietarios sancionados se enfrentan a multas que van entre los 600 y los 100.000 euros, en función de si se considera que la infracción es leve, grave o muy grave.
Asimismo, en algunos de estos casos, la Consellería de Medio Rural pudo haber establecido sanciones accesorias para casos graves o muy graves, como los registrados en las últimas semanas en Chantada, Friol y Boiro. Estas medidas adicionales pueden llegar al decomiso de los animales, la interrupción de la actividad ganadera o incluso la clausura del establecimiento.
En cuanto al destino de los animales, en algunos casos el titular decide sacrificarlos, cederlos o venderlos, si no existe riesgo sanitario y si son aptos para este fin. En otras ocasiones, son los familiares del sancionado los que deciden hacerse cargo de los animales, procediendo a su recuperación. Y en los casos en los que la administración decide incautar los animales, lo normal es que no puedan ser cedidos a terceros, por lo que se suele proceder a su sacrificio o a su venta a través de subasta pública, en función de la situación física que presenten. La consellería reconoce que en situaciones límites, puede ocurrir que estos animales ni siquiera sean aptos para la venta o incluso para el transporte. En estos casos irrecuperables, «ás veces é necesario proceder a unha eutanasia na propia explotación», indica la Xunta.
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