Artículo de J. G. Badía / A. Negre, tomado de La Verdad
Una perra rescatada por la Benemérita con parásitos en la oreja. / LV |
Parece que no tuvo suficiente con ser condenado por un delito continuado de maltrato a una yegua -'Nancy'- y una poni -'Princesa'-. Un vecino de la pedanía murciana de La Arboleja ha vuelto a las andadas y ahora podría acabar entre rejas, después de haber sido detenido el pasado viernes por la Guardia Civil por el presunto quebrantamiento de condena y un supuesto nuevo delito de maltrato animal doméstico o de abandono.
«Es posible que sea el primer caso en nuestra región en el que un condenado cumpla condena efectiva en prisión», destaca Raquel López, letrada del despacho DeAnimals. El Juzgado de lo Penal número 2 de Murcia, el pasado febrero, condenó a este vecino a ocho meses de prisión y tres años de inhabilitación para la profesión, ejercicio, comercio y tenencia de animales. La sentencia era firme tras haber quedado acreditado que apaleó a una yegua -'Nancy'- y dejó tuerto a golpes a la poni -'Princesa'-.
La pena de cárcel quedaba suspendida, siempre y cuando «no vuelva a delinquir durante el plazo de dos años». Y todo apunta a que este individuo ha recaído en solo diecinueve días. La sentencia fue emitida el 8 de febrero y la intervención de la Benemérita del puesto de Torreagüera se produjo el pasado viernes.
Tras la denuncia presentada por una protectora de animales y varios vecinos de la pedanía, el Juzgado de Instrucción número 7 de Murcia emitió un auto para que los agentes accediesen «al interior de la finca del investigado» para atajar «la supuesta situación de maltrato».
Cobertizo de chatarrra
La Guardia Civil decomisó tres perras, dos gallinas, un pato, un gallo y siete palomas. La abogada Raquel López indica que al haber sido sorprendido con animales en la finca, ha quebrantado la condena, y «esa suspensión de entrar en prisión se puede cancelar y puede entrar ocho meses, más una nueva condena por un nuevo presunto delito de maltrato animal». El auto judicial recoge que, a tenor de la versión que ofrecen todos los testigos y agentes, los animales pueden «encontrarse en estado de abandono, con peligro extremo para su integridad y vida».
De hecho, fuentes próximas a la investigación indican que las tres perritas estaban supuestamente llenas de pulgas, garrapatas, alopecia, muy sucias y con un hedor insoportable. Al parecer, uno de los canes estaba encerrado en una especie de cobertizo, construido con chatarra y metales.
Durante el registro de la finca, los agentes estuvieron acompañados por la protectora de animales y un veterinario, ya que se sospechaba que algunos de los perros podía padecer leishmaniasis. Esta enfermedad puede causar úlceras cutáneas, incluso provocar una inflamación grave del hígado y del bazo. Todos los animales han quedado bajo custodia de la protectora, mientras el juzgado instruye diligencias y decide si ingresa en prisión a este individuo.
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