Tomado de El País.com
Tres canguros en Pinnaroo, al sur de Australia. Paul Wright |
El profesor adjunto de la Universidad de Adelaida, en Australia, David Paton lleva años investigando el comportamiento de estos marsupiales y su impacto en la biodiversidad y cree que los australianos deberían consumir la carne de canguro para proteger a otras especies "Si no reduce la población de canguros, perderemos mucha biodiversidad", ha dicho el también ecologista al periódico australiano ABC.
Tras años de protección, se calcula que en 2016 había 50 millones de canguros en Australia, que compiten con el ganado doméstico por la comida y el agua, dañan los cultivos y destruyen las cercas de las granjas. La cifra duplica la población de canguros de 2010, cuando había 27 millones.
Para hacer frente al problema, el Gobierno nacional tiene estipulada una cuota anual de sacrificios que permite controlar la población, una práctica que divide a los australianos. Esta cuota se establece en cuatro de los estados australianos y se determina según la especie: menos del 15% de los canguros grises son sacrificados y menos del 20% de canguros rojos. "Si vamos a sacrificar a estos animales debemos hacerlo humanamente, pero también deberíamos pensar para qué vamos a usarlos después de muertos", ha apuntado Paton.
Los nutricionistas señalan que la carne de canguro es una opción más saludable que otras carnes rojas, al contener poca grasa y mucha energía, además de estar libres de pesticidas y antibióticos. El Gobierno también destaca que comer su carne es más ecológico que consumir la de animales de granja, ya que estos marsupiales generan menos gas metano, una emisión que contribuye al efecto invernadero.
Sin embargo, hay organizaciones como Animal Liberation South Australia que no coinciden con estas posturas. La organización asegura que los canguros no son una plaga, no destruyen las tierras y su carne no es más ecológica.
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