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viernes, 9 de junio de 2017

La crueldad animal detrás del entretenimiento humano

Cuando pensamos en las relaciones entre humanos y animales, seguramente la imagen que nos venga a la mente sea la de nosotros jugando con nuestra mascota o alguna de nuestro animal favorito. A poca gente le vendrá a la cabeza la relación que tenemos con el cerdo que usamos para alimentarnos o el tigre al que doman para nuestro entretenimiento.

Artículo de Mónica Timón, tomado de El Mundo.es


Osos negros siendo alimentados por unos niños en el zoo de
Ontario. / JO-ANNE MCARTHUR

Cuando pensamos en las relaciones entre humanos y animales, seguramente la imagen que nos venga a la mente sea la de nosotros jugando con nuestra mascota o alguna de nuestro animal favorito. A poca gente le vendrá a la cabeza la relación que tenemos con el cerdo que usamos para alimentarnos o el tigre al que doman para nuestro entretenimiento.

Segura de que nuestra relación con los animales "varía en función de la posición que les damos en nuestra jerarquía -mascotas, los animales que nos gustan y admiramos, y los demás-", la fotógrafa canadiense Jo-Anne McArthur dedicó 10 años a fotografiar la crueldad que se ejerce sobre los animales en nombre del entretenimiento, la investigación, la moda o la alimentación.

Un trabajo que resume en el libro We animals (Editorial Plaza y Valdés) y que acaba de ser publicado en castellano. "Siempre he tenido amor hacia los animales pero también preocupación por ellos. Me di cuenta de que hay animales que parecen invisibles para nosotros y quise plasmarlo en un libro", cuenta McArthur en conversación con EL MUNDO.


Una hembra de mono con su cría en una granja de monos en Laos.
JO-ANNE MCARTHUR


En el libro, la fotógrafa expone una muestra de 100 instantáneas de las miles que componen el proyecto con el mismo nombre (We Animals). Su objetivo es documentar nuestras relaciones con los otros animales y plantear preguntas acerca de nuestra responsabilidad hacia su cuidado. "A diferencia de otros grupos sociales, los animales no tienen voz. Están sufriendo en granjas, laboratorios y zoos, pero no pueden organizarse o salir a la calle a manifestarse, ni reivindicar sus derechos. La mirada de Jo-Anne es una forma de darles voz", explica Javier Moreno, de Igualdad Animal, la organización internacional de defensa animal a la que irán destinados los beneficios de la venta de este libro.

En una de las historias que acompañan a las imágenes, Jo-Anne relata cómo tuvo que infiltrarse para poder entrar en algunos de los lugares que ha fotografiado. En la granja de monos que visitó en Laos, fingió ser una compradora. Cuenta que el criador sacó a una hembra con su cría de una jaula para mostrarles lo que él llamaba "su producto". "No me gusta mentir y hacerme pasar por quien no soy, pero si estos lugares estuvieran abiertos al público no lo necesitaría", aclara McArthur. "Muchas de estas situaciones se dan a puerta cerrada por una razón: saben que la gente estaría en contra de lo que está pasando ahí dentro", añade la fotógrafa.

Jo-Anne asegura que hay una parte "traumática" en su trabajo. "Lo peor es ver animales a los que no puedo salvar, hacer contacto visual con ellos, sentir su dolor y tener que darme la vuelta e irme de allí". A pesar de la dureza de algunas imágenes y de su historia, asegura que el objetivo de su trabajo "no es que el lector se aparte sino atraerlo, hacerle partícipe, que sea capaz de enfrentar estas situaciones y no darse la vuelta".


Rachel con un gorila huérfano al que rescató en Camerún. JO-ANNE MCARTHUR

La fotógrafa decidió, además, acompañar cada imagen con un texto explicativo para que "las fotografías cobraran vida al leer la historia que hay detrás". También es una forma de "contextualizar el origen y el por qué de las fotografías", añade Javier Moreno.

Frente a estas situaciones de crueldad, McArthur ha encontrado también compasión. De hecho, uno de los cinco apartados del libro está dedicado a aquellas personas que rescatan a los animales de estas situaciones, "para mostrar que también queda esperanza", cuenta.

La autora espera que su obra, disponible de momento en español, inglés e italiano, ayude a que la gente sea consciente y se sensibilice con el tema. "Ver estas imágenes es como mirarse en un espejo y darse cuenta de que somos cómplices de la crueldad", señala. Y es que, como McArthur subraya en el título del libro, "los seres humanos también somos animales, aunque a veces se nos olvide".

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