El veterinario de la perrera de Puerto Real (Cádiz) acusado de maltrato animal ha explicado hoy que a los animales que sacrificaban se les administraba un anestésico antes de practicarles la eutanasia, por lo que no eran conscientes del sufrimiento del proceso.
Tomado de La Vanguardia.com
Cádiz, 9 nov (EFE).- El veterinario Estanislao C., uno de los cuatro acusados en el juicio que se ha iniciado hoy en el juzgado de lo penal número 4 de Cádiz por este supuesto caso de maltrato animal en la perrera de Puerto Real, ha confesado que en este centro utilizaban un paralizante muscular llamado Mioflex para sacrificar a los animales, lo que, según el fiscal y las acusaciones, les provocaba la muerte de forma "cruel y dolorosa".
Según el fiscal, que pide un año de cárcel para los cuatro acusados de este juicio (los dos veterinarios y el dueño y la directora de la perrera), en este centro se usó esta sustancia para abaratar los costes y con "una nula sensibilidad hacia el reino animal".
En su declaración hoy en el juicio, el veterinario ha negado estas acusaciones.
Según su relato en el 2005, cuando la perrera adquirió un pequeño crematorio para incinerar a los animales, comenzaron a usar Mioflex en lugar del medicamento eutanásico que usaban antes.
Lo usaban, según ha explicado, para evitar la rigidez de los restos de los animales y poder así introducirlos con menos dificultad en el crematorio, pero siempre administrándoles antes un anestésico.
Con ello, según el veterinario, los animales, aunque técnicamente seguían vivos porque su corazón latía por unos momentos más, no tenían conciencia del proceso de paralización muscular.
Además, el veterinario ha negado que el dueño de la perrera les diera instrucciones de usar medicamentos más baratos y ha asegurado que siempre les pidió que se hiciera todo conforme a la legalidad.
El abogado Marcos García Montes, que representa a una pareja italiana cuyos tres perros murieron en este establecimiento, ha indicado sin embargo a los periodistas antes del inicio del juicio que en esta perrera se llevaban a cabo "asesinatos" de animales, en lugar de eutanasias.
El letrado ha añadido que las imágenes sobre esta perrera que se visionarán en el juicio "hablan por sí solas" sobre un centro que ha llegado a comparar con un "Auschwitz".
La perrera fue cerrada en el 2007 por la Guardia Civil a raíz de una denuncia de la protectora de animales "El Refugio", que también se ha constituido como acusación particular en este caso y que hoy se ha manifestado a las puertas del juzgado.
Aunque el número de animales que murieron con Mioflex en esta perrera no ha podido ser determinado, el fiscal señala que sólo en los primeros nueve meses del año 2007 fueron sacrificados con este medicamento 537 animales.
El juicio se celebra sin uno de los dos veterinarios que trabajaban en la perrera en el momento de la denuncia, ya que no ha podido ser localizado por las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado.
Este acusado, que es extranjero y tiene 79 años, declaró en su día, en la línea con lo que ha explicado hoy su compañero en el juicio, que utilizaba este paralizante muscular para que los animales quedaran "más blandos" tras morir y que sus cadáveres fueran así más manejables para introducirlos en la incineradora.
Este es, según El Refugio, el primer proceso penal contra una perrera por maltrato animal.
La residencia de animales, que se llamaba "Asociación para la protección de los animales El Refugio S.L.", fue también el primer establecimiento de este tipo cerrado en el país por el Seprona por maltrato animal.
En su escrito de conclusiones el fiscal acusa también a los procesados de buscar "un mayor margen de beneficios", para lo que metían a siete u ocho perros en jaulas que sólo tenían proporciones para un sólo animal o dejaban desatendidos a animales heridos durante todos los fines de semana.
EFE
miércoles, 9 de noviembre de 2016
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