Artículo de Javi Sánchez, tomado de Vanity Fair.es
Estefanía de Mónaco alimenta a una jirafa circense durante el 42º Festival Internacional del Circo celebrado este mes en Montecarlo. Cordonpress |
Estefanía está convencida de que "no es cierto que a todos los animales de circo se les maltrate". Una convicción con la que la mayor parte de Europa no está de acuerdo. Actualmente son 18 los países de la Unión Europea (Mónaco no es miembro oficial, pero forma parte del espacio Schengen) los que prohiben o limitan severamente la participación de animales salvajes en su territorio. El Reino Unido también está estudiando la prohibición, y en España ya son más de 300 los ayuntamientos que no aceptan espectáculos de circo con animales. Lo que ha llevado a que, sólo en nuestro país, sean ya varios los circos que han renunciado a esta parte del espectáculo.
La princesa cree que los únicos que están en contra de este tipo de espectáculos son "una minoría, que está llevando las cosas demasiado lejos". La relación de Estefanía con el circo se remonta a 1974, cuando su padre Rainiero de Mónaco inauguró la primera edición del Festival Internacional. Un interés que tocó techo con el cambio de siglo, cuando la princesa recorrió media Europa en una caravana durante un noviazgo con el suizo Franco Knie, domador y dueño de un circo. Una relación que duró dos años, y a la que sucedería una boda con un acróbata de circo portugués, Adans Peres, con el que permanecería casada un año.
Actualmente, además de presidir el Festival Internacional, Estefanía de Mónaco tiene adoptados dos elefantes rescatados de un circo, de los que cuida desde verano de 2013. Alberto de Mónaco, hermano de la princesa y actual soberano del país, confesaba a la revista People que esos animales de circo "vinieron a ocupar el hueco que dejaron sus hijos cuando se hicieron mayores y abandonaron el hogar". Hace dos años, Estefanía ya volvió a defender la presencia de los animales en los circos con motivo del festival que preside desde 2005: "es lo que la gente quiere".
Ahora falta por ver si la UNESCO estima la petición de la princesa. Pero no parece muy posible: para la organización de la ONU, cualquier atisbo de crueldad animal choca con los derechos de los animales que defienden desde Naciones Unidas. Al menos, es el argumento con el que llevan rechazando la calificación de patrimonio cultural de la Humanidad de la tauromaquia desde los años 90.
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