Artículo de Raúl Hernández, tomado de La verdad.es
Foto: Captura del vídeo. |
Se trata de la segunda parte de una operación realizada el pasado 5 de junio de 2014 cuando la Guardia Civil arrestó a un ganadero y a su hijo por maltrato animal y clausuraron tres fincas de su propiedad en el municipio bullense. En total, fueron decomisados 150 animales entre perros, aves de corral, caballos, hurones, cabras, ovejas y cerdos. Pero solo 100 pudieron salir en aquel momento de ese infierno acogidos por varias protectoras.
Los imputados tenían a los animales en pésimas condiciones higiénicas, sanitarias y el estado de muchos de ellos era de extrema delgadez ya que los alimentaban únicamente con deshechos de patatas fritas. Las tres propiedades, dos de ellas ubicadas en el barrio de la Cruz y otra junto a la carretera de El Chaparral en Bullas, fueron precintadas y se prohibió a los dueños a acceder mientras durase el proceso judicial.
Sin embargo, 50 animales de granja, entre ovejas, cabras y un cerdo, tuvieron que permanecer en una de las explotaciones a las espera de cumplir los protocolos sanitarios y bienestar animal establecidos por las comunidades de origen y destino. «Han tenido estar un año aquí para que los veterinarios del Servicio de Sanidad Animal de la consejería de Agricultura comprobaran por medio de varios análisis que todos estaban sanos. Afortunadamente han logrado pasar estos doce meses sin desarrollar ninguna enfermedad y por fin se van. Se trata de actuación pionera en la Región ya que es la primera vez que animales destinados a consumo humano, o a obtener beneficios con los productos producidos por ellos, tienen otra consideración y su destino es el santuario de una protectora, donde el objetivo principal es el bienestar de los animales», afirma Raquel López del despacho de DeAnimals.
En este momento, las 15 ovejas, 35 cabras y el cerdo, ya se encuentran pastando en una verde dehesa propiedad de la protectora Scooby en Valladolid lejos de las instalaciones de Bullas de las que aún hoy, un año después, de la tierra emanan hediondos olores y grasa viscosa procedente de los deshechos de las patatas fritas con las que eran alimentados.
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