Cuidarlos y respetarlos es la prioridad para animalistas y biólogos. Los primates viven allí en libertad hace unos diez años.
Tomado de Noticias Caracol TV.com
Hay una unidad cerrada privilegiada en Robledo. Se llama Nebraska, en la periferia de la ciudad, y es la única que cuenta con una familia de monos titís conformada por diez individuos que habitan en sus árboles, a lo largo de la cuenca conformada por las quebradas La Gómez y La Chumbimbo.
Lo extraño es que esta especie no es nativa del Valle de Aburrá y sin embargo, según biólogos que han estado detrás de estos primates, los titís parecen haberse adaptado por completo a este nuevo hábitat hace unos diez años.
¿Pero, cómo llegaron hasta allí? Esta especie existe, en su mayoría, en el Urabá y el Magdalena Medio. Según la bióloga Johanna Ramírez, quien vive en Nebraska, hace algunos años le contaron que en aquella zona vivió un hombre que tenía un tití que dejaba amarrado en un árbol. Poco después su dueño le trajo una pareja. Poco después los monos escaparon.
“A mí me pareció extraordinario convivir con esta especie. Comencé a observarlos, pasaban por los árboles junto a mi ventana, analicé su comportamiento y comencé, ya hace varios años, una campaña dentro de la urbanización para que sus habitantes (cerca de 180 familias) aprendan a cuidar esta especie”, afirma Johanna Ramírez.
A esta iniciativa de conservación se unió la corporación ambientalista Los Cucaracheros. Frank Rivera, quien hace parte de este proyecto, manifiesta que “titis en la ciudad solo tenemos en Nebraska y en el campus de la Universidad de Antioquia”.
En la actualidad, en Nebraska hay una familia de titis de unos diez individuos y una pareja de ellos tiene dos crías.
Cuidar a estos primates es prioritario, ya que se tiene antecedentes de maltrato de los titís. Hace algunos meses atrás la presidenta de la Junta de Acción Comunal del barrio Pajarito, en Robledo, le contó Frank Rivera que unos jóvenes dieron captura a un integrante de esta familia de titís y lo tuvieron cautivo por algunos días.
Tanto Johanna Ramírez como Frank Rivera coinciden en algo: es necesario crear en toda la ciudad, en especial en Robledo, una conciencia de conservación, no solo de los titís, sino también de las zarigüeyas y las iguanas, animales que son maltratados o capturados para tener de mascotas.
jueves, 7 de diciembre de 2017
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