Artículo de María Tejero Martín, tomado de El Confidencial.com
Una mujer atusa el pelo de un gato durante el salón Cachorro Feliz en Bruselas, en diciembre de 2017. (Reuters) |
Desde principios de abril, todo minino de más de seis meses que se encuentre en territorio belga deberá estar esterilizado o castrado. El objetivo es evitar que los gatos sigan reproduciéndose sin control y acaben encerrados en perreras, donde la gran mayoría acaban sacrificados. En Valonia —que aproximadamente dobla en tamaño a la Comunidad de Madrid pero tiene la mitad de su población—, las autoridades recogen a 30.000 gatos al año, de los que sacrifican unos 10.000.
Se calcula que cada pareja de gatos puede tener ocho gatitos al año. En seis meses, las crías serán ya fértiles, con lo que al siguiente año, si todos se vuelven a reproducir, podrían nacer 40 nuevos animales. “A partir de una sola pareja, la reproducción puede llevar a 5.000 gatos en cinco años”, advierte el servicio de Medio Ambiente de Bruselas. Solo en Flandes, una región con 6,5 millones de habitantes, el Gobierno estima que hay 1,1 millones de gatos.
Con esta 'superpoblación' felina, los refugios no logran encontrar suficientes personas que den un hogar a aquellos que están en la calle. “Es la manera más humana posible de resolverlo”, afirma el presidente de GAIA, Michel Vandenbosch. Esta y muchas otras asociaciones animalistas —también en España, donde emprenden campañas puntuales de esterilización y concienciación a riesgo propio— llevan años abogando por una medida que consideran necesaria para cortar de raíz el problema.
"El objetivo, obviamente, no es que los gatos domésticos desaparezcan. Se trata de lograr un equilibrio entre las adopciones y los abandonos en los refugios, así como de frenar la afluencia continua de gatos callejeros”, explica el activista. Valdenbosch no dudó en regalar un gato de chocolate a otra política que se ha involucrado a fondo en la esterilización felina, Bianca Debaets.
Después de lograr que se aplicara en Bruselas esta medida ya desde enero, la responsable de Bienestar Animal de la Región de Bruselas destinó el año pasado 92.850 euros a sufragar parte de la esterilización de los gatos domésticos. Una ayuda con la que pretende animar a los dueños a llevar a sus mascotas al veterinario para la intervención, que ronda los 150 euros para hembras y los 75 en el caso de machos.
“La operación alarga la esperanza de vida, disminuye el riesgo de enfermedades, así como su agresividad y los sonidos molestos que hacen las hembras en celo”, defendía entonces Debaets. Guste o no, los extranjeros que se instalen en Bélgica con su gato también tendrán que hacerles pasar por el quirófano, so pena de multa.
Una joven alimenta a 25 gatos callejeros en su apartamento de Bruselas, en 2014. (Reuters) |
Multas (teóricas) de hasta 100.000 euros
Pese a las razones que respaldan las esterilizaciones, los distintos gobiernos regionales encargados de aplicar la medida son conscientes de que puede crear resistencias entre algunos de los dueños. Por ello, tanto en Valonia como en Bruselas y Flandes, su aplicación será paulatina, dando más margen a aquellos gatos que tengan ya más de seis meses.En 2020, todos los gatos que se compren, regalen, donen o adopten en Bélgica tendrán que ser estériles. De lo contrario, sus dueños se arriesgan a ser multados con 50 euros, una suma que puede llegar a los 10.000 euros en Valonia si siguen arrastrando los pies durante varios años y hasta los 100.000 euros en Bruselas.
Estas son las cantidades previstas en las normativas de protección del bienestar animal para infractores. No obstante, Vincent Bozzolan, especialista de GAIA, recalca a El Confidencial que sería “muy extraño”, aunque teóricamente posible, que se aplicara la pena máxima en estos casos. “Con las sanciones se busca un efecto disuasivo, pero ningún juez va a hacer pagar a alguien 100.000 euros por no haber esterilizado a su gato”, explica Bozzolan.
Y aunque se supone que se harán 'controles', la policía belga tampoco va a hacer registros a domicilio para comprobar el estado de los órganos reproductores de los felinos. Las autoridades sí podrán ir estrechando el cerco a los incumplidores, gracias a la identificación y registro obligatorio de los gatos en el sistema CatID, que también ha recibido un nuevo impulso desde que se aplica a nivel nacional.
En Bélgica, todo minino debe tener implantado un 'chip' del tamaño de un grano de arroz que lleva información sobre el animal, su dueño y sus datos de contacto. El DNI de los animales, que en España es obligatorio para los perros pero que en el caso de los gatos depende de las comunidades, en Bélgica incluirá información sobre si han sido o no castrados.
Pero el reto es mayor: a principios de año, solo 14.882 gatos belgas habían sido registrados, según el diario 'La Meuse'. Y todo, pese a las multas de 150 euros para los dueños que se nieguen a poner el 'chip' a sus animales.
No obstante, Bozzolan apunta al caso de los perros como un ejemplo: su identificación es obligatoria desde hace más años y a día de hoy se ha logrado un 70% de registros. “Se va convirtiendo en un hábito. No se espera que en solo unos meses todos los gatos sean ya esterilizados, llevará tiempo”, indica.
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