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sábado, 28 de febrero de 2015

Montar en elefante, nadar entre delfines, o ver a una orca hacer cabriolas en una piscina, no es una buena idea…

Detrás de un aparente estado de bienestar, la gran mayoría de los animales empleados en el sector turístico padecen graves abusos y son obligados a llevar a cabo actividades anti-naturales que les provocan sufrimiento físico y psicológico.

Enviado por Ecoticias.com


Las imágenes que vienen a la mente de las personas que piensan en actividades turísticas con animales parecen promover el amor por los animales. Generalmente, se ofrecen asociadas a un mensaje de conservación y protección de las especies. Pero hay que ir con cuidado: las empresas que se lucran de esta manera suelen tener muy poco de protección y mucho de explotación de los animales.

Detrás de un aparente estado de bienestar, la gran mayoría de los animales empleados en el sector turísticos padecen graves abusos y son obligados a llevar a cabo actividades anti-naturales que les provocan sufrimiento físico y psicológico. Desafortunadamente, son todavía relativamente pocos los profesionales del sector turístico -y los viajeros en general- que saben, por ejemplo, que los elefantes utilizados en espectáculos y paseos han sido ‘domesticados’ mediante un método de entrenamiento que se denomina ‘romperles el alma’; desconocen que la esperanza de vida de los cetáceos baja considerablemente en cautividad y que muchos de los animales empleados en sesiones fotográficas con turistas han sido cazados del estado salvaje y mutilados para que no puedan dañar a las personas.

Es normal que los turistas sientan el deseo y la curiosidad de interactuar con estas maravillosas criaturas y que los operadores turísticos vean en ello una fuente de ingresos. Lo importante es que entiendan que sus decisiones pueden tener graves repercusiones para los animales y para las personas y que un gesto tan simple como renunciar a según qué actividad turística -eligiendo u ofreciendo otra, igual de inolvidable pero más ética- puede ahorrar mucho sufrimiento a otro ser vivo e incluso salvar vidas.

Puede que a primera vista resulte complicado distinguir las malas prácticas dentro del turismo, pero esto no significa que un sector turístico que quiera ser realmente sostenible y responsable deba pasarlas por alto.

El tipo de actividades como las que mencionamos más arriba conllevan, no solo el sufrimiento de seres vivos y sintientes, sino también graves riesgos para las personas. Han ocurrido innumerables accidentes – incluso mortales – protagonizados por turistas y animales salvajes. Sólo en 2014 tres personas murieron en accidentes tras ser atacados por elefantes y dos fueron heridas por tigres en Tailandia.

Desaparición de especies

Fomentar determinadas actividades puede también ser la causa de la desaparición de especies amenazadas. Por ejemplo: cada año, entre 50 y 100 crías de elefantes son capturadas en Birmania para alimentar la industria turística tailandesa. Y, dato aún más preocupante, por cada cría capturada hasta cinco elefantes adultos o adolescentes de su familia tienen que ser abatidos. El resultado es que actualmente el país cuenta con una población de tan solo 5.000 elefantes, que podrían haber desaparecido del todo en menos de 10 años y con ellos la continuidad del trabajo de las mismas personas que los utilizan.

En FAADA, como entidad de protección animal promotora de la iniciativa turismo-responsable.com deseamos informar y convencer a los profesionales del sector para que entiendan los problemas que sufren los animales en este tipo de eventos y se comprometan a entrar en un hábito de buenas prácticas: recordar a los viajeros todos estos factores antes de empezar un viaje, proponer alternativas éticas, expandir un mensaje de turismo responsable con los animales que lleve al sector a reconvertirse poco a poco, a generar alternativas más respetuosas.

La manera en la que actualmente el turismo utiliza a los animales -paseos, espectáculos, interacciones de todo tipo, venta de suvenir- refleja por un lado la idea que los animales solo son un medio para ganar dinero y por el otro genera problemas tanto para su bienestar como para la conservación de las especies.

Falta todavía un largo camino para eliminar estas prácticas en determinados países. Pero podemos empezar por colaborar en disminuir la demanda: por parte de las entidades que velan por el bienestar animal a base de campañas de sensibilización. Por parte de los profesionales del sector de turismo expandiendo la información entre sus clientes.

Un futuro de turismo respetuoso con los animales es posible. Depende de ti.

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