Artículo de Antonio Herrero, tomado de La Opinión.es
Estado en el que estaba el animal muerto tras la brutal paliza recibida. Foto: los dragos |
La cronología de los hechos se remonta, según las fuentes policiales consultadas, a dos días antes del suceso, cuando algunos vecinos alertaron de que este individuo maltrataba a su perro en la vía pública. Sin embargo, fue en la madrugada del sábado cuando ocurrieron los acontecimientos más fuertes.
En horas de la tarde fue sorprendido por un joven cuando golpeaba a su perro. Esta persona, un estudiante universitario se encaró con el presunto maltratador con el fin de que cesase en los malos tratos. Horas después el Cecoes recibía varias llamadas alertando de que en un inmueble de la calle El Puente, se escuchaban gritos y golpes así como aullidos de un perro. Personada sobre las una y media de la mañana una patrulla en el domicilio en cuestión localizó a un individuo, conocido por los agentes al tener antecedentes policiales, quien les abrió la puerta con las manos y la camisa ensangrentadas.
Preguntado por los policías que es lo que había sucedido les narró que su perro, al cual había sacado a pasear, se había cortado en una de sus patas. Como quiera que los agentes no creyeron esta versión insistieron en volver a preguntar. El Bollino no tuvo mejor idea que manifestarles que iban a despertar a su mujer, lo que alertó aún más a los policías locales quienes pensaron en ese instante que la víctima era una mujer y que se trataba de un caso de violencia de género.
J. M. S. C., se opuso a franquear la puerta a los policías, por lo que estos le amenazaron con llamar a la juez de guardia y pedir un mandamiento de entrada y registro. El Bollino entonces se dirigió al fondo del domicilio y se puso a hablar como si lo hiciese con una segunda persona. Con esta estratagema lo que trataba era de ocultar en una bolsa el cadáver del perro. En ese instante les permitió el acceso a los policías quienes encontraron en un cuarto todas las paredes llenas de sangre y los restos del animal en una bolsa.
Debido a la fuerte paliza que recibió, en la que al parecer empleó una de las patas de un mueble para golpearlo, al perro le saltó una de la cuenca de sus ojos. El servicio municipal recogió al perro mientras que el detenido pasó ayer a disposición judicial y fue puesto en libertad por la titular del Juzgado de Instrucción de Guardia de la capital palmera. La Policía Nacional se hizo cargo de las diligencias.
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