Artículo de Vicenta Cobo, tomado de El País.com
Ballenas en la bahía de Monterey. / Katie Dumbar (Monterey Bay Whale Watch) |
“Nunca en esta época del año habíamos visto tal concentración de vida marina”, manifiesta Black con conocimiento de causa. Lleva varias décadas trabajando de bióloga en Monterey y ella es la primera sorprendida con este fenómeno que “nadie había visto hasta ahora en California”.
“Normalmente en esta época del año las ballenas ya han emigrado hacia el Golfo de México y las aves también se han ido hacia el sur. Llevamos tres meses asistiendo a esta concentración inusual de vida marina y podría continuar hasta finales de año”, explica.
En el Institute of Marine Sciences de la Universidad de California, en Santa Cruz, tienen una explicación. “Lo que ha atraído a los animales hasta aquí es la enorme cantidad de anchoas que este año, por causas que no sabemos explicar, se han acumulado en las aguas del Pacífico, en la Bahía de Monterey. Las ballenas, los leones de mar, los pelícanos, los delfines e incluso las orcas han venido siguiendo el rastro de esos pequeños peces, todo un banquete fácil de conseguir”, señala el biólogo Baldo Marinovic.
Lo curioso de la situación añade es que “en los últimos cinco o seis años las anchoas han escaseado, y ,cuando han aparecido, lo han hecho en primavera o a principios del verano, pero nunca en otoño como ahora”.
Algunos científicos marinos especulan con la hipótesis de que una convergencia de factores tales como un otoño más cálido que otras veces, junto a corrientes de aguas extremadamente frías en la bahía, podrían dar respuesta a la avalancha de los pequeños peces plateados.
Las anchoas no sólo han ejercido un efecto llamada para la vida marina, sino también para los muchos turistas que cada día se embarcan a bordo de expediciones marinas de una hora a contemplar la puesta en acción de las ballenas jorobadas, los leones de mar y los pelícanos con sus características formaciones en V lanzándose a la captura de los diminutos peces. “Cool, awesome, majestic, nice”, son algunos de los adjetivos en inglés que se escuchan a bordo y que se resumen en la expresión de sorpresa y disfrute de los tripulantes.
Otros veces, en un viaje de este tipo era normal ver dos o tres ballenas, con mucha suerte, pero este año hay quien asegura haber visto hasta 200 jorobadas, una especie que ha aumentado su población en los últimos años debido a las restricciones a la hora de cazarlas.
El espectáculo continúa de momento y cientos de curiosos se acercan cada día hasta el puerto de Monterey para embarcarse en la aventura de asistir a un prodigio natural que quizás no vuelva a repetirse.
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