Artículo de Uxía López, tomado de La Voz de Galicia
Mario Agrasar Piñeiro junto a "Lila" en uno de sus ya habituales paseos por A Pobra. Foto: Marcos Creo. |
Sobre la una de la tarde del miércoles pasado, este joven paseaba a caballo por unas pistas paralelas al río Sar en la villa y en el último puente, antes del paseo fluvial de la desembocadura, se paró y avistó en la orilla del río un animal que, en principio, le pareció un zorro y que estaba intentando salir del agua. Tenía el cuerpo en el agua y la cabeza en la orilla.
Se acercó y vio que se trataba de una perra que estaba con las cuatro patas atadas. Se apresuró a sacarla del agua y a quitarle las ataduras. La llevó al veterinario, donde no le apreciaron lesiones importantes, aparte de las fuertes marcas dejadas por las cuerdas y una importante desnutrición. Tras comprobar que no tenía microchip, aunque sí una pequeña placa con el nombre Lila, la llevó a su casa, donde actualmente se recupera.
El vecino de A Pobra se puso en contacto con la asociación de defensa de los derechos de los animales Vox Ánima, con sede en A Pobra, que en su momento denunció la aparición en los últimos meses de otros perros atados de la misma forma en playas de Rianxo, Boiro y Ribeira. Ahora, la asociación denunció el caso de Lila en el Seprona.
Preocupación
Desde Vox Ánima muestran su «preocupación» por lo que califican de «costumbre» que parece que «se está extendiendo», ya que es el cuarto caso de animales en dicho estado o, quizás, «incluso el quinto si contamos un dogo aparecido en Aguiño, pero en avanzado estado de descomposición lo que impedía asegurar que estuviese atado, aunque presentaba marcas de ataduras en sus patas».
Mario Agrasar, que ayer ya paseaba por las calles de A Pobra con la perra, tiene previsto quedarse con el animal para «coidala ao máximo posible» (cuidarla lo máximo posible), después de todo lo que le pasó. Se queda con ella y le deja el mismo nombre. Él lo tiene claro: la persona que la dejó allí quería que se ahogara, por la forma en la que estaba depositada la perra a la espera de que subiera la marea y porque, según dice, era imposible verla a menos que «te pararas na ponte e miraras a propósito abaixo, para o río». Dado que se trata de un animal joven, Vox Ánima apunta la posibilidad de que el dueño de la perra de deshiciera de ella porque «non lle servía para o traballo que quería».
Salvada de ese negro destino, Lila encontró en el joven Mario a su mejor amigo.
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