Artículo de S. L., tomado de ABC.es
Estado en el que se encontraban los animales. |
Roberto utilizaba a los perros como rehalas para practicar la caza. En 2014, la Guardia Civil lo detuvo al tener constancia de la situación en la que estaban los canes. Un año más tarde, tras una denuncia realizada por la protectora El Refugio, se cerró la finca y se inhabilitó al ahora condenado para la tenencia de animales.
El Juzgado de lo Penal nº 3 de Móstoles le impuso pena de cárcel, un fallo que la Audiencia ahora ha ratificado. «El condenado, propietario de 55 perros de diversas razas, mantuvo a estos en una parcela en condiciones de absoluto abandono con falta de atención a sus necesidades fisiológicas y sanitarias, tales como alimentación adecuada, abrevado frecuente y asistencia sanitaria», recoge la sentencia.
Según el fallo de la Audiencia, todas las jaulas o habitáculos presentaban un estado de abandono y falta de higiene evidenciado por la acumulación de heces, orines y pelo, con un «olor nauseabundo», lleno de basura e, inculso, restos óseos de distintos animales.
La escena era devastadora: heridas infectadas sin cura alguna, mutilaciones de orejas, deshidratación... Todos los ejemplares «sin excepción» estaban plagados de garrapatas. Algunos ni siquiera se sostenían en pie a causa del estado famélico.
La condena inhabilita también al cazador para el ejercicio de cualquier profesión, oficio o comercio que tenga relación con la tenencia, el cuidado, custodia o compraventa de animales domésticos durante cuatro años y seis meses. En este sentido la Audiencia le ha impuesto la pena máxima, debido a la gravedad de los hechos, teniendo en cuenta el número de animales afectados y la muerte de uno de ellos. Además, en la «Finca de los Horrores» había otros dos canes muertos y en estado de descomposición.
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