La dueña de la gata masacrada en Ciudad Real irá a juicio y aplicará la autodefensa

Consuelo no dispone de medios para pagar un abogado y hace un llamamiento a algún letrado que la represente con el fin de hacer justicia por sus animales.

Artículo de Hermenegildo Ruiz, tomado de Animal Press Digital.es

Quiere justicia para su gata asesinada presuntamente por un vecino que le destrozó la cabeza de un fuerte golpe y la tiró en un contenedor, donde la encontró su propietaria, Consuelo Sánchez. El martes 27 se verán las caras frente a frente en un juicio al que esta mujer de Cózar (Ciudad Real) asistirá sin un abogado que represente su demanda de justicia para el pobre animal, porque sus posibilidades económicas no se lo permiten. Esto no la ha frenado, al contrario, se lanzará a los tribunales aplicando la autodefensa, o derecho que todo ciudadano tiene a defenderse a sí mismo o, en este caso, a luchar por que un criminal pague por su acción.

Su vecino, el supuesto agresor y asesino de su gata, sí contará con defensa letrada, según ha podido conocer Animal Press. Será una batalla entre David y Goliat, una lucha desproporcionada de una ciudadana que reclama justicia por la muerte de una inocente y un profesional de los tribunales, ducho en estas lides. Consuelo aún tiene la esperanza de que alguien pueda ayudarla a representar a la víctima de un asesino sin escrúpulos del que, por otra parte, sospecha que ha acabado con la vida de otros tres de sus gatos. “No puedo pagar a un abogado, pero desde aquí hago un llamamiento por si alguien quisiera representarme y hacer justicia por mis gatos”, implora Consuelo.

El caso tuvo lugar hace unos meses cuando Consuelo sospecha que algo terrible está ocurriendo con sus gatos. Están desapareciendo y todos sus temores van dirigidos hacia un vecino con el que ya tuvo una discusión tiempo atrás. Un día escucha una conversación entre dos personas en la que capta la frase: “No te preocupes que no va a quedar ni uno”. Esto la lleva a vigilar a su vecina y una noche la sigue hasta el contenedor de basuras, en el que ha tirado un saco blanco de una carnicería. Consuelo espera que su vecina se retire, tras lo cual abre el contenedor y lo que encuentra en el saco contempla horrorizada la imagen destrozada de la que antes era una preciosa gata, uno de los animales desaparecidos y que ahora yacía inerte, muerta por un tremendo golpe en la cabeza, que llega a sacarle uno de los ojos de la órbita.

El martes, si nadie se ofrece a luchar porque alguien pague por esta brutalidad, Consuelo se sentará frente al presunto criminal y, valientemente, luchará para que el asesinato no quede impune. No tiene medios ni experiencia en procesos similares, sólo la fuerza y el corazón para que la muerte de sus animales no quede en un simple recuerdo.