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domingo, 6 de abril de 2014

Paraíso para pingüinos se encuentra bajo amenaza latente

Isla Magdalena, en el extremo sur de Chile, es un paraíso para decenas de miles de pingüinos de Magallanes que llegan cada año aquí para reproducirse.

Enviado por Ecoticias.com


Pero el calentamiento climático es una amenaza latente para la especie, alertan los administradores de esta reserva natural.

Con 85 hectáreas, la isla Magdalena, situada a 25 millas náuticas (50 km) de la ciudad de Punta Arenas, en el Estrecho de Magallanes, tiene 22 especies de aves: 11 residentes y 11 en temporadas, como el pingüino de Magallanes.

Unos 23.000 turistas visitan cada año el Monumento Nacional Los Pingüinos, integrado por el islote Marta y la isla Magdalena.

Los principales predadores del pingüino son el ave skua y la gaviota dominicana, que se alimentan de los huevos y bebés de la especie, explica a la AFP Roberto Fernández, que desde hace siete años es guarda forestal en la isla.

“Actualmente, lo que observamos es que el verano está demorando en llegar y se está extendiendo hasta marzo. Los cambios climáticos están provocando un aumento en las poblaciones de gaviotas, eso es cierto. Sería necesario hacer un estudio a largo plazo para relacionar este aumento con una disminución de la población de pingüinos, pero el pronóstico es que en el futuro pueden llegar a amenazar a los pingüinos”, admite Neftali Aroca, administrador del Monumento Nacional Los Pingüinos, en entrevista con la AFP.

La información confirma la alerta lanzada en enero en la publicación científica en línea Plos One, según la cual los eventos climáticos extremos, como el calor anormal y las lluvias fuertes, habrían matado a un gran número de jóvenes pingüinos de Magallanes.

Este estudio, realizado a lo largo de 27 años en Punta Tombo, Argentina, la mayor área de reproducción de la especie, indica que un promedio de 65% de jóvenes pingüinos de Magallanes murió anualmente en el periodo, 40% de ellos de hambre y 7% debido a los cambios climáticos. 

Huyendo del frío, a Brasil.

Cada año, los pingüinos de Magallanes huyen del frío para pasar el invierno en las aguas tibias del litoral brasileño.

Desde que son lo suficientemente grandes para nadar, viajan cerca de 4.000 km desde Isla Magdalena hasta Brasil. Durante el invierno austral, permanecen sobre todo en el litoral del estado de Santa Catarina, pero a veces llegan hasta las playas de Rio de Janeiro.

A mediados de agosto comienza el regreso, descendiendo por Uruguay, pasando por Argentina hasta el Estrecho de Magallanes, que divide los océanos Atlántico y Pacífico, para llegar a la isla Magdalena. 

“Los pingüinos de Magallanes vienen a la isla a cumplir su ciclo reproductivo. Comienzan a llegar en setiembre, cerca del verano, para aprovechar los días más largos necesarios para incubar los huevos y cuidar de los pequeños”, explica a unos 200 turistas Valeria Sánchez, que lleva cinco años trabajando como guía en la isla Magdalena.

En los primeros meses de vida, los bebés dependen totalmente de los padres para su alimentación, para aprender a nadar y protegerse de los predadores. “Entre febrero y marzo, comienzan a abandonar la isla, pero este año partieron de dos a tres semanas antes. Parece que quisieran anticiparse para asistir a la Copa del Mundo en Brasil”, bromea la guía, explicando que en realidad hubo una madurez precoz de las aves esta temporada. En familia Monógamos, los pingüinos de Magallanes tienen una única pareja durante toda la vida y pueden vivir hasta 25 años. Los primeros en llegar a isla Magdalena son los machos. A ellos corresponde la tarea de reconocer el nido excavado en la tierra en la temporada anterior y reformarlo, usando lo que esté a su alcance, como piedras y plumas, para atraer a su compañera. La especie acostumbra usar el mismo nido cada año para reproducirse. Las hembras llegan 15 días después y sus ansiosos compañeros emiten sonidos similares a los de una trompeta para ser reconocidos. El periodo reproductivo dura de seis a siete meses. Después de fecundadas, las hembras ponen uno o dos huevos. En los primeros 12 días, quien incuba los huevos es la hembra, que no se aparta de ellos ni para comer. Tras el largo ayuno, los machos las sustituyen para que puedan alimentarse y la pareja se alterna en esta misión de 40 a 45 días, cuando termina el periodo de incubación y nacen los bebés, hacia noviembre.

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