Cuando se fue de la casa dejó atrancada la puerta con una lavadora para que nadie pudiera acceder, por lo que, tras una «lenta agonía», murieron trece de los animales.
Artículo de Jesús Díaz, tomado de ABC.esEstado en el que quedó el chalé donde la condenada encerró y abandonó a los 14 perros - ABC |
El Juzgado de lo Penal número 7 de Sevilla ha condenado a María Roseline D.S., una mujer de nacionalidad brasileña, por un delito continuado de maltrato animal. Abandonó a 14 perros en un chalé de Salteras, a los que dejó encerrados sin agua ni comida, por lo que tras una lenta agonía fueron muriendo de hambre y sed. Sólo sobrevivió uno.
Esta situación de maltrato animal fue descubierta el 3 de julio de 2018 por la comisión judicial que acudió al chalé para el desahucio de la acusada, quien «nunca» pagó el alquiler y llevaba ya meses sin vivir en el inmueble, un «antiguo y pequeño» chalet con una gran parcela y piscina, situado a las afueras de Salteras.
Cuando los miembros de la comisión, la abogada de los dueños del inmueble y el cerrajero acudieron aquella mañana calificaron lo visto como el «chalé de los horrores». Se encontraron los cadáveres de más de una decena de perros en avanzado estado de descomposición y uno vivo que «apenas podía sostenerse en pie».
¿Amante de los perros?Los dueños alquilaron la casa a una mujer de nacionalidad brasileña «amante de los perros», con hasta 15 ejemplares. Pero «nunca pagó una sola mensualidad de renta», razón por la que se instó al correspondiente desahucio.
María Roseline D.S. se encargaba del cuidado de 14 perros en el chalé. Siete pertenecían a la protectora 'Nala' y los cuidaba ella en acogida. Se había comprometido con esta asociación en vacunar a los perros, procurarles chips identificadores y darles de alta en el registro oficial. En definitiva, los tenía que preparar para darlos en adopción. Los otros siete animales eran suyos.
Nada más lejos de la realidad. Según la sentencia del Juzgado de lo Penal número 7 de Sevilla, a la que ha tenido acceso este periódico, María Roseline, poco antes del mes de junio de 2018, dejó de cumplir sus compromisos con la asociación y abandonó la vivienda, dejando «a su suerte a los animales», sin suministrarles agua ni comida. Tampoco optó por avisar a la asociación u otra persona para que se hiciera cargo de los perros.
Según el juez, ella sabía que estaba demandada en un procedimiento civil por impago de la renta en el que se había acordado su desahucio, que se había fijado para el día 3 de julio. La sentencia indica que desde el mes de junio ella no vivía ya en el chalé.
Ni la comisión judicial ni los agentes
Cuando llegó la comisión judicial fue sorprendida «bastante» por el olor del lugar, achacándolo a que en la caja del contador del agua, situada en el exterior del inmueble, «había lo que parecía ser un perro muerto hacía varios meses», según narró entonces la abogada de los dueños, María José Agudo.
Una vez cambiada la cerradura exterior, entran y descubren que la parcela se encuentra en un estado de «abandono total». Se encuentran un perro «delgado y que apenas podía sostenerse, que podría llevar abandonado tres meses». Junto al porche de la casa encontraron varios muebles del interior del mismo «cubiertos con muchísimas bolsas de basuras» y la lavadora y la secadora bloqueando la puerta «desde fuera».
La parte trasera del chalé desprendía un «hedor insoportable». En el suelo de la cocina encuentran «lo que parecen ser pieles de animales y excrementos». Ante este panorama, la comisión judicial desistió de seguir con el lanzamiento.
El asunto se trasladó a la Policía Local y la Guardia Civil, cuyos agentes entraron en la casa. Pero también desisten en su empeño ante la basura, los excrementos y los restos de los cadáveres de los animales, putrefactos.
Sólo sobrevivió uno
El juzgado decidió entregar la casa a los propietarios «sin más», pero lo rechazaron porque desconocían «qué podían encontrarse en el piso superior». Todo terminó con la intervención de una empresa especializada en trabajos de limpieza, desratización, desinsectación y desinfección, cuyos operarios encontraron los perros muertos por todas las estancias. Hasta un total de trece animales, que murieron de hambre y sed tras «una lenta agonía».
Sólo sobrevivió uno, pero con evidente caquexia y deshidratación. Pesaba la mitad de lo que corresponde a un animal de sus características.
María Roseline iba a ser enjuiciada por un delito continuado de maltrato. Finalmente, su defensa alcanzó un acuerdo de conformidad con la Fiscalía, en virtud del cual reconoció los hechos y el juez la ha condenado a un año de cárcel e inhabilitación para el ejercicio de profesión, oficio o comercio que tenga relación con los animales y para su tenencia durante tres años. También la ha condenado en costas y al pago de 970 euros a la protectora y 1.210 a los dueños del chalé. No entrará en prisión si no delinque durante un periodo de dos años.
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