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domingo, 17 de marzo de 2013

Lolita Pluma, la "loca" protectora de los gatos.

Todas las ciudades o pueblos siempre han tenido algún "loco o loca" que cuidaba animales abandonados. Quiero presentarles a Lolita Pluma, la "loca" de Las Palmas de Gran Canaria. El pasado día 4 del presente mes se habría conmemorado su 109 aniversario. Sirva esta entrada como homenaje a tan singular personaje, así como agradecimiento por su amor a los animales a quienes cuidaba aún en medio de sus penurias. Si algún día perdiera la razón, me gustaría ser uno de estos "locos". 

Daniel Santos Bonachea.


Lolita Pluma. 4 de marzo 1904 - 21 de febrero 1987
www.miplayadelascanteras.com

Texto y fotos tomados del blog Historias Canarias


Lolita Pluma

María Dolores Rivero Hernández

1904 - 1987
Cada pueblo, ciudad o barrio tiene un personaje característico y que suele llamar la atención por su forma de vestir o de actuar. Normalmente les ocurre esto porque no suelen estar normal o porque padecen alguna enfermedad cerebral, por ese motivo cuando llegan a una determinada edad suelen volverse más maniáticos. Estos personajes deberían esta en un centro de acogida para los mayores donde deberían cuidarles y tratarles unos expertos especialistas pero, inexplicablemente, ellos prefieren vivir en el asfalto y de lo que les ofrece la calle: el aire, la luz, el bullicio... la libertad.

La Isleta a principios del siglo XX.

Ese fue el caso de María Dolores Rivero Hernández, conocida cariñosamente, como "Lolita Pluma", pero ella no fue un "simple personaje de la calle", fue algo más que eso, fue una señora muy querida por todo un pueblo. Lolita, como la llamaban cariñosamente familiares y amigos, hubiese sido un personaje quizá muy común en cualquier otro lugar del mundo pero, curiosamente, en Las Palmas de Gran Canaria se convirtió en ídolo popular. Dolores nació el 4 de marzo de 1904, el mismo año en en que nacieron personajes tan célebres como por ejemplo el actor Gary Grant, el músico Glenn Miller, el militar y presidente del gobierno español Luis Carrero Blanco, la actriz Joan Crawford, el actor y director mexicano Emilio Fernández, el cantante Bing Crosby, el pintor, diseñador, escritor y cineasta Salvador Dalí, el "Tarzán" del cine Johnny Weismüller, el escritor Pablo Neruda, el empresario René Lacoste, el político Deng Xiaoping, el escritor Graham Green y tantos otros personajes célebres de las artes y de la política. Lamentablemente todos ellos tuvieron, la gran mayoría, un buen vivir salvo nuestra "Lolita Pluma".

Isla de Gran Canaria.

Esta Historia transcurrió en la isla de Gran Canaria. Dolores nació en el barrio de pescadores de "La Isleta", en Las Palmas (capital de la isla) aunque sus padres hubiesen deseado que naciera en el pueblo de Arucas ya que ellos eran de allí.

Playa de Las Canteras a principios del siglo XX.

Muy poco se supo de la niñez de esta mujer, así que no es mi intención escribir de algo que desconozco yo también así que solamente contaré lo que otros han narrado en la web. Según cuentan, Dolores conoció el parque Santa Catalina de niña por medio de su abuela que la llevaba allí cuando venía a la capital.

El apodo de "Pluma" por lo visto lo heredó de su padre y de su abuelo. Los llamaban así porque eran los pocos, en Arucas, que sabían escribir a pluma. De joven se casó, pero le fue muy mal en el matrimonio ya que poco tiempo después se separaría. No se sabe si fue a raíz de ese matrimonio, lo cierto es que acabó con problemas psíquicos. Recordando, tal vez, su niñez y sus paseos de la mano de su abuela, se vino al parque Santa Catalina donde se dedicó a vender flores de papel, chicles y luego postales a los turistas para ganarse unas perrillas. Posteriormente a eso, se comenzaron a tejer las más pintorescas y variadas leyendas urbanas acerca de su origen. La gente de la calle la bautizó, cariñosamente, con el nombre de "Lolita Pluma" convirtiéndose rápidamente en un personaje muy querido y popular, una popularidad que la ganó ella sola, a pulso, día a día y en una época en la que no existían las televisiones locales ni autonómicas.


Pero lo que sí está claro es que mucha gente la recuerda deambular por las calles de Las Palmas, especialmente en el cosmopolita Parque de Santa Catalina (llamado así por la antigua ermita que se levantaba en este solar) y muy cerca de la Playa de Las Canteras, así denominada por la piedra que se extraía de su arrecife para la construccion de casas y fabricación de pilas de agua.

Playa de Las Canteras.

Su escuela fue la calle y así aprendió su lenguaje callejero. Las gentes no se atrevían a decirle nada que la contrariase para no oír los insultos provenientes de su lengua. Nunca se separaba de su vieja caja de cartón siempre repleta de chicles Adam's americanos de muchos sabores y postales para los turistas. También vendía multicolores flores de papel. Los gatos abandonados la adoraban pues los alimentaba con mucho cariño y ternura. Su guardarropía y maquillaje, a base de colores chillones y estridentes, eran dignos de una película del director Pedro Almodóvar.

La Junta Obras del Puerto en Santa Catalina.

Iba todos los días al parque Santa Catalina, y sus aledaños, siempre pintada en exceso y vestida de forma estrafalaria y siempre se la veía dando de comer a los gatos que por allí rondaban. Y poco a poco se fue ganando el cariño y el respeto de la gente convirtiéndose pronto en toda una atracción por sí misma. Todo el mundo llegó a admirarla.


"Lolita Pluma" daba mucho miedo a los niños, que solían esconderse detrás de los pantalones de sus padres cuando la veían acercarse, pero no porque fuese mala con ellos, pues era muy cariñosa, sino porque los niños se asustaban al ver su rostro marcado por mil arrugas y maquillado por mil colores.

Plaza de Santa Catalina.

El misterio, como si una aureola fuese, envolvía su figura, una figura que no podía pasar desapercibida. "Lolita Pluma" representó, sin ella quererlo, un arte callejero convirtiéndose en exponente del surrealismo y del esperpento. Cuando la época exigía vestir de forma "impecable" ella vestía de forma estrafalaria y extravagante, con el pelo lleno de cintas de colores, su cara pintada con todo tipo de colores, su boca y mejillas siempre con carmín rojo chillón y sus ojos trazados con largas rayas. Cuando sonreía no mostraba una sonrisa brillante y luminosa, sino unas encías sonrosadas sin diente alguno. Creó su propia "moda" que hoy podría competir hasta con Ágatha Ruiz de la Prada y se convirtió en "musa" de lo estrambótico en el Parque Santa Catalina.


Su decrepitud y humanidad eran sus firmas en una época franquista de censuras y represiones. "Lolita Pluma", sin siglas políticas, fue un símbolo de la libertad, de su propia libertad.


Sin saberlo, se convirtió en una atracción que no pasaba desapercibida. Era una mezcla de libertad, decadencia y humanidad. Vivió un momento en que era imposible ser diferente. Rompía todo tipo de normas estéticas y mostraba, orgullosa, sus múltiples arrugas dibujadas por el dolor y la pena.

Gran Terraza Lolita, nombrada así en su honor.

Inseparable del Parque de Sta. Catalina o "Catalina Park", como se denominó a la plaza durante los años 50 coincidiendo con el boom del turismo, siempre andaba acompañada de sus verdaderos y fieles amigos: los gatos. Todos los días se paseaba vendiendo chicles por las terrazas del Derby y Río y dejándose fotografiar por los turistas que la inmortalizaron por todo el mundo trascendiendo, de esta forma, el ámbito local de su "fama" y alcanzando conocimiento y atracción a nivel internacional. Muchísimos turistas disfrutaban haciéndose una foto al lado de "Lolita Pluma".

Su imagen viajó de un extremo a otro de Europa y hoy sus fotos reposan en miles de álbumes familiares guardados en algún trastero en lugares tan lejanos como Oslo, Londres, Amsterdan, Estocolmo y otros mucho más. Miles de fotografías con la imagen de su rostro lujosamente pintado, su pelo sujeto con cintas de miles de colores y con los gatos que la acompañaban permanentemente. "Lolita Pluma" fue una auténtica figura, que concentraba todas las miradas y provocaba todo tipo de comentarios.


"Lolita Pluma" fue "la reina de la calle" y ejerció su reinado en el Parque Santa Catalina, el corazón del Puerto en Las Palmas de Gran Canaria, a finales de los años cincuenta.

"Lolita Pluma" murió el 21 de febrero de 1987, en el Hospital Insular de Gran Canaria. Tras su muerte, como si del final de una obra de teatro se tratara, la alegría y la vida del parque se apagó y Santa Catalina se fue quedando en el olvido, pero Lolita estará siempre en el recuerdo de todos los Gran Canarios.

En su amado Parque de Sta. Catalina hay una escultura de ella con sus gatos que la recuerda y la mantiene en el tiempo.


El periódico Canarias 7 escribía lo siguiente en el día de su fallecimiento:

"Santa Catalina Park" pierde a Lolita Pluma

Lolita Pluma es uno de los personajes más extravagantes, populares y entrañables que ha tenido Las Palmas de Gran Canaria. Lolita falleció el 21 de febrero, a las nueve de la noche, en el Hospital lnsular, aquejada de graves problemas estomacales y por una inflamación en el hígado. La noticia de su fallecimiento causó dolor y consternación entre sus abundantes amigos del parque de Santa Catalina. Era una enamorada de los gatos; alimentaba a todos los que se encontraba. Lolita nació accidentalmente en La Isleta, un 4 de marzo de 1904, aunque su familia procedía de Arucas. Conoció el parque Santa Catalina de niña por medio de su abuela que la llevaba allí cuando bajaba a la capital grancanaria. El apodo de pluma le viene de herencia. Ya se lo llamaban a su abuelo y a su padre porque eran de los pocos que sabían escribir a plumas en aquel entonces. Se casó, se separó y se vino al parque Santa Catalina, donde se dedicó a vender flores de papel y luego sus fotografías.

El cantante Braulio, la inmortalizó en una canción con la siguiente letra:

Sonrisa desdentada, 
rimel y colorete 
y un kilo de carmín 
para ocultar sus labios 
de toda mueca ruin. 

Lacitos colegiales 
en su encrespado pelo 
y un traje bien chillón 
absurdamente corto, 
justifica el revuelo, 
que a su paso dejó. 

Por el Santa Catalina 
ella va de esquina a esquina, 
como una reina en su corte, 
atendiendo al personal 
y encendiendo fantasías 
por el lugar. 

Es... Lolita Pluma, 
sí... Lolita Pluma, 
cuando se vaya morirá 
un poco toda la ciudad 
desde Ripoche a la Naval. 
Es Lolita Pluma, 
nuestra Lolita Pluma, 
que desde el "El Río" hasta "El Central" 
pasea, con toda autoridad, 
su extravagancia singular. 

Amante protectora 
de quince o veinte gatos, 
cajita de cartón 
con chiclets y retratos, 
y ese alegre alegato 
que es su conversación.

Grupo Los Gofiones interpretando la canción Lolita Pluma.


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