La falta de lluvias y las temperaturas altísimas se han reflejado este año en una escasez de cosechas que ha duplicando el precio de heno, lo que ha tenido un efecto devastador para la población de caballos en este estado. De hecho, la cantidad de equinos abandonados ha sido diez veces mayor que en años anteriores, según el servicio de rescate caballar Safe Haven.
“Recibimos de 20 a 40 llamadas cada semana sobre caballos abandonados que nadie busca”, dijo Richard Fincher, un empleado del servicio.
Texas cuenta con cerca de un millón de caballos, sector evaluado en 5.300 millones de dólares. Según datos oficiales, los daños agrícolas causados por la sequía se aproximan a los 5.200 millones de dólares.
Alimentar a un caballo cuesta entre 150 y 200 dólares al mes, un lujo que cada vez menos rancheros se pueden permitir debio al aumento de los precios.
En las subastas el precio que pagan por un caballo en buenas condiciones llega a tan sólo 50 dólares. En otras ocasiones la gente entrega sus animales gratuitamente.
El abandono de un caballo es un delito penado por las leyes del estado. Los caballos rechazados deben permanecer retenidos en las dependencias del sheriff durante 18 días, después de lo cual se venden.
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