Al menos 150 camellos este año compitieron en un evento que cada vez es más criticado por activistas y animalistas.
Artículo de Lorena Sáez, tomado de La Razón.esMaltratados y heridos durante el torneo, los camellos son llevados a una zona de arena y se les obliga a utilizar bozales para evitar heridas FOTO: MURAD SEZER / REUTERS |
Algunas tradiciones suelen ser más criticadas que otras, sobre todo si tienen que ver con los animales, sus derechos y el trato hacia ellos. En Turquía, es común un festival de lucha libre entre camellos que se celebra cada año, y cada vez cuenta con más detractores, entre ellos, activistas y animalistas.
Desde hace cuarenta años, los animales han mostrado silla de montar, telas ornamentales y bordados de varios patrones y colores en sus jorobas y cuellos para participar en esta competición. Maltratados y heridos durante el torneo, son llevados a una zona de arena y se les obliga a utilizar bozales para evitar heridas. Las personas se reúnen alrededor de esta zona para observar cómo luchan los animales.
Este año, más de 150 camellos participaron en la contienda. Y aproximadamente diez mil personas, incluidos turistas extranjeros, asistieron, según estimaciones de medios de Turquía. “Es algo que se hace con amor. No es una pelea, es lucha libre, como luchan los humanos”, decía Necip Cotura, que tiene tres camellos y participa en el evento, a medios locales. Los organizadores de la batalla de estos animales afirman que no sufren daños. Y Mehmet Falakalı, exrepresentante del Ministerio de Cultura y Turismo, afirma que los camellos no se lastiman gravemente entre sí.
Por otra parte, Gülgün Hamamcıoğlu, el representante de İzmir de la Federación de Derechos de los Animales (HAYTAP), opina que es ‘un crimen mayor’ hacer que los animales peleen de esta manera. Un evento que tiene muchas similitudes con las corridas de toros en España.
“Seguiremos manteniendo viva la cultura Yörük heredada de nuestros antepasados y organizando la lucha libre”, decía el alcalde de Yatagan, Mustafa Toksöz.
Miles de personas instalan mesas y sillas en una colina adyacente a la arena y cocinan en barbacoas, comen y beben mientras ven a los animales enfrentarse. FOTO: MURAD SEZER / REUTERS |
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