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miércoles, 23 de noviembre de 2011

Muchos ven el sacrificio de cerdos como una tradición

Tomado de El Nuevo Herald.com
Foto de: Mis pueblos.es

DANIEL SHOER ROTH
Para las autoridades, el matadero clandestino de Rudesindo “Rudy” Acosta en un terreno agrícola de Hialeah significaba un peligro para la salud de quienes iban a comprar carnes, además de la tortura innecesaria causada a los animales allí ejecutados.
Sin embargo, para muchas otras personas en la comunidad que eran sus clientes, se trataba simplemente de una tradición cultural.
“La gente piensa que es una actividad campestre”, dijo Carl Zogby, vocero del Departamento de Policía de Hialeah. “En sus países estaban acostumbrados a ir a una finca a comprar un animal recién sacrificado y compartirlo con la familia”.

“Es una cuestión cultural”, precisó Zogby. “El problema es que en nuestra comunidad muchos no lo consideran un delito”.

El lunes, la jueza Mónica Gordo del Tribunal del Condado Miami-Dade fijó una fianza de $500,000 para Acosta. El hombre de 57 años no logró conseguir los $50,000 necesarios para salir. Por ahora, permanecerá encarcelado en el Centro de Detención del condado.
Acosta enfrenta cargos por crueldad animal en un negocio ilegal de matanza y venta de carnes de cerdo, vaca, gallina, pato y hasta buey, que operaba en un área rural de Hialeah. Fue arrestado el sábado después de que la policía allanó el matadero, donde la sangre y otros fluidos eran echados a la tierra.

Su abogado, Israel Encinosa, pidió a Gordo durante la audiencia que disminuyera el monto de la fianza, que caracterizó como “excesivo”. La jueza rehusó.
Al salir de los tribunales, el abogado alegó que “los videos que han salido por televisión no muestran rostros”.
“No me pidan comentarios”, declaró Encinosa a los reporteros. “Puedo asegurarles que el señor Acosta es un hombre muy trabajador”.

Los videos fueron grabados clandestinamente por activistas dedicados a la protección de los animales. Las espeluznantes imágenes muestran la masacre de animales con mandarrias. Otros son apuñalados. En muchas ocasiones estos métodos son mal ejecutados, lo que conlleva a más dolor para los animales, según los activistas.

En el video, se escucha el incesante gruñido de los cerdos en medio de la tortura.
“No creo que un tipo de matanza tan cruel como ésta se haya visto en la cadena alimenticia en Estados Unidos”, afirmó Richard Cuoto, fundador de un grupo sin fines de lucro llamado Animal Recovery Mission.

Cuoto se hizo pasar como cliente numerosas veces y así fue como logró grabar las imágenes y entregarlas como evidencia a la Policía de Hialeah. Los clientes de Acosta no eran solamente hispanos, sino también haitianos y árabes, aclaró.

Acosta fue arrestado junto a sus ahijados Javier Estevanez, de 43 años, y Luis Cardoza, de 24 años, que trabajaban como carniceros y enfrentan cargos similares. Ambos salieron el lunes en libertad bajo fianza, fijadas en $10,000 y $20,000, respectivamente, informó Zogby.
Dos niños de 14 años, también ahijados de Acosta, trabajaban como carniceros y fueron detenidos. Ambos pasaron una noche en el centro de detención juvenil del condado y al día siguiente fueron liberados y entregados a sus familias.

“El hecho que haya metido a sus dos ahijados de 14 años a participar en esa ejecución brutal no sólo es ilegal, sino que le de una dimensión aun más macabra al caso”, dijo a El Nuevo Herald Katherine Fernández Rundle, fiscal estatal de Miami-Dade. “Para mí esto es pura brutalidad y codicia”.
La ejecución se hacía en una insalubre instalación donde tenían a más de 600 animales hacinados. El matadero se encontraba a la altura de la 160 calle del noroeste y la 97 avenida. Según Zogby, el lunes avanzaron las labores de limpieza, mientras que los animales rescatados fueron llevados a refugios en la Florida. A otros enfermos la autoridades tuvieron que sacrificarlos.

El caso de Acosta ha vuelto a poner sobre el tapete el tema de los criaderos ilegales de puercos y otros animales para consumo humano en el noroeste del condado. También pone en tela de juicio la costumbre de comprar carne en estos negocios, donde hasta sacrifican y venden carne de caballo.
La venta o compra de carne equina es ilegal en Estados Unidos.

Juan Clark, distinguido sociólogo del Miami Dade College que ha documentado la presencia cubana e hispanoamericana en la Florida, dijo que los inmigrantes traen tradiciones culinarias que incluyen comprar animales recién sacrificados. Un aspecto similar, observó, es el de las peleas de gallos, que han suscitado polémica en días recientes.
“Son cosas muy arraigadas en la cultura latina”, explicó Clark. “Especialmente en las zonas rurales de los países hispanoamericanos”.

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