El detenido en 1998 por matar a un joven siendo menor tenía a diez perros en un piso en «condiciones pésimas».
Artículo de Ignacio Cabanes, tomado de Levante-emv.com |
| Los animales fueron localizados en mal estado por agentes de la UMA de la Policía Local de València. LEVANTE-EMV |
Con solo 16 años fue detenido y posteriormente condenado por un juzgado de Menores por matar de una cuchillada en el corazón a un joven de 18 durante una pelea en un bar de Cullera. Más de veinte años después de verse implicado en aquel homicidio ocurrido en junio de 1998, ahora esta persona, cuya identidad este periódico no revela para preservar su anonimato —aquellos antecedentes ya fueron cancelados— ha sido condenado por un juzgado de Instrucción de València al pago de una multa de 360 euros por un delito leve de abandono de animales.
Esta misma pena se le impone también a su madre, ambos condenados por tener a diez perros en una vivienda de Valéncia en «unas condiciones pésimas de higiene y salubridad». Agentes de la Unidad de Medio Ambiente (UMA) de la Policía Local acudieron al domicilio tras recibir un aviso por molestias tanto por los ladridos como por el fuerte olor a excrementos y orines. En una segunda inspección sanitaria, realizada en octubre del pasado año, y ya acompañados de la veterinaria municipal, se intervino a los animales, los cuales presentaban un «estado físico lamentable, delgadez, uñas extremadamente largas y, algunos de ellos con heridas ». Además carecían de ventilación y de luz natural, según figura probado en la sentencia.
Este periódico se puso en contacto con el condenado, quien niega por completo que los perros estuvieran en mal estado y atribuye la actuación de la policía a cuestiones personales. “Que me pongan la multa que quieran pero que me devuelvan a los perros, son como mis hijos”, reclamó el acusado tras insistir en que es “un amante de los animales” y que en el piso solo vivían cinco de los canes, y que los otros cinco se los había dejado un momento a su madre mientras él se iba a trabajar.
No obstante, en la sentencia se establece como probado que los diez perros estaban en un patio interior al fondo de la vivienda, donde había una construcción de unos veinte metros cuadrados con varios habitáculos separados por una reja metálica. Asimismo, en el momento en el que entró la policía el lugar en el que se encontraban los animales carecía de ningún tipo de luz natural ni ventilación, al estar las ventanas cerradas, así como de un sistema de eliminación de aguas residuales y excrementos.
Los perros, cinco de los cuales carecían de chip identificativo, quedaron a cargo de la protectora Modepran. El veterinario en su informe concluyó que los animales estaban en un estado higiénico sanitario deficiente, con falta de hidratación, un estado psicológico alterado y uno de los perros tenía lesiones compatibles con mordiscos que no habían sido tratados.
La acusación, ejercida por la letrada Raquel Ros, ha logrado que ambos acusados sean condenados a sendas penas de multa de 360 euros por un delito leve de abandono de animales. Asimismo se le impone la inhabilitación por un plazo de cinco meses para la tenencia de animales.
Respecto al antecedente por un homicidio en Cullera en 1998 el ahora condenado por abandono de animales se mostró muy sorprendido de que dicho hecho hubiera trascendido. “Me has dejado flasheado, yo ya ni lo recordaba, ha pasado ya mucho tiempo, fue una cosa puntual que prefiero no recordar y no guarda ninguna relación con lo de ahora”, aclaró el afectado.
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