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lunes, 18 de febrero de 2013

«Vi que iban a arrollarlos y me jugué el pellejo»

Un gruista rescata a dos perros que corrían en la autovía A-30 tras escaparse de su casa en Murcia.

Tomado de La Verdad.es

Francisco Javier Caravaca, con los perros que rescató. Vicente Vicéns.

Francisco Javier Caravaca solo tuvo unos segundos para reaccionar, pero no lo dudó un momento y echó el freno. Este vecino de Molina de Segura, propietario de la empresa de grúas La Variante y con más de 18 años de experiencia en asistencia en carreteras, rescató a dos perros que corrían temerosos por la autovía A-30, a la altura del municipio, tras haberse escapado accidentalmente de su casa, en la pedanía murciana de Espinardo. «Estuvieron a punto de pillarlos tres veces», recuerda Francisco, un gran amante de los canes. «Vi que era una muerte segura y me jugué el pellejo».

El gesto de este molinense se produjo el martes, sobre las seis de la tarde. Francisco circulaba en una de sus grúas por la A-30, en dirección a Murcia, cuando se percató de que algo pasaba en la autovía. «Vi que los coches de delante hacían varias maniobras bruscas y los vi a lo lejos», explica. Dos perros, un bulldog inglés y un pitbull, corrían frenéticos por mitad de la autovía, en dirección opuesta a la de la circulación. «Estaban desorientados y corrían entre los coches».

En cuestión de segundos, Francisco decidió luchar por la vida de esos animales y activó las luces de emergencia. «Advertí a los coches de atrás para que frenaran y corté la autovía con la grúa», explica este gruista, que se lanzó al asfalto para retener a los canes. «El pitbull trató de morderme cuando lo agarré, por miedo», rememora. «Como no podía meterlos en la grúa, hice la grúa a un lado y andé un kilómetro hasta la siguiente salida».

Francisco denuncia que, pese a sus múltiples llamadas a Emergencias, esperó cerca de una hora en la cuneta y que, finalmente, tuvo que llevarse a los dos animales a las instalaciones de su empresa de grúas. «Allí les di agua y comida porque estaban exhaustos», explica. Hasta allí se trasladó la Guardia Civil de Tráfico para registrar lo ocurrido y para comprobar si los perros tenían microchip. A través de este sistema, los agentes descubrieron que el dueño era un vecino de la pedanía murciana de Espinardo al que accidentalmente se le habían escapado.

«Yo estaba dispuesto a adoptar a los perros y fui a entregárselos al dueño pensando que, dependiendo de la cara que pusiese, se los devolvería o no», confiesa Francisco, «pero cuando vi la cara de alivio del hombre y la alegría de los perros al ver a su dueño lo tuve claro». Gracias a la ayuda de Francisco estos dos canes han regresado a su hogar, donde ya descansan tranquilos. Él, sin embargo, no se ha ido con las manos vacías. Le queda la conciencia muy tranquila y una promesa. «El dueño se comprometió a darme uno de los cachorros que tendrá la bulldog», explica. «Le llamaré 'Milagros'».

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