En algún lugar bajo la lluvia siempre habrá un perro abandonado que me impedirá ser feliz. Jean Anouilh
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martes, 26 de febrero de 2013

Peleas de perros clandestinas en el descampado de Los Berrocales

Este lugar concentra las luchas caninas más importantes. El negocio reporta entre 200 y 600 euros por cada apuesta. Clanes gitanos y jóvenes las organizan en el sur de Madrid.

Tomado de ABC.es


El Centro de Protección Animal de Madrid (Carabanchel) no cesa de recibir animales abandonados después de haber sido maltratados. Heridas que evidencian que han sido utilizados en peleas de perros o como «sparring» (cebo para entrenar a otros canes). «El número que llega así es constante. Es difícil detectar si vienen de combates, pero por las mordeduras se intuye», señalan desde este recinto.

Las luchas de perros ilegales en la región, aunque han descendido en los últimos años, se siguen celebrando. En una clínica veterinaria de Vallecas detallan que llegan muchos perros con mordeduras de un parque de Santa Eugenia que delimita con la avenida que lleva el nombre de este barrio y Camino de Visares (Villa de Vallecas). José –nombre ficticio– es avezado en las peleas de perros «más profesionales», como él las describe. «Ahora se han metido los gitanos y niñatos chuletas y se ha perdido la esencia», sentencia mientras pasea a su presa canario por esta zona. En este paraje, revela, se llevan a cabo luchas de perros de menor importancia y carreras de galgos. También ahí entrenan a los animales para ganar las apuestas.

«Se les hace morder palos y mientras lo agarran con fuerza se les da vueltas en el aire para reforzar sus mandíbulas. No se sueltan. También se les pega con palos en el cuello y en el muslo trasero para endurecer su piel». Este hombre relata cuáles suelen ser los sitios donde se celebran contiendas de forma clandestina a lo largo del mes en la capital. El descampado de Los Berrocalesjunto al Ensanche de Vallecas, el barrio que iba a albergar 22.000 viviendas– es el escenario estrella. Cuenta José que los apostantes acceden a este lugar con furgonetas. Colocan los vehículos en círculo en un punto y tapan los huecos con fardos de paja para cercar el terreno de lucha. Con los faros de los coches iluminan el «ring».

20 personas en el «circo»

«Las apuestas pueden ser uno contra uno o por mangas. Aquí te puedes sacar desde 200 a 600 euros por pelea si ganas. Años atrás, la recaudación era mayor», dice. Mientras se camina junto a José y su animal, no cesan las miradas examinadoras hacia los intrusos, los periodistas, de las personas que, como este hombre, tienen perros de razas de pelea y se dedican, según asegura, a este tema. En los Berrocales se pueden llegar a citar hasta 20 personas. Pero José señala en el mapa también la pista de frontón que se ubica junto al Camino de Perales del barrio de San Fermín. Comenta que el negocio ahora está en manos de clanes gitanos. Cada familia tiene entre 10 y 12 perros de presa para competir.

La familia de la novia de Mario vive en el sector 6 de Valdemingómez, la zona del tráfico de drogas. «Hasta llegar a su casa siempre veo por el camino perros de presa atados en condiciones deplorables; en casas de camellos(1). He llegado a contemplar un cachorro atado durante meses. En la calle, a la intemperie, sin agua, sin comer. Tenía las patas de atrás deformadas de no pasearlo. A los cinco meses desapareció. Seguramente porque ya era el momento de entrenarle de otro modo para las peleas. Cuando ya son adultos les ves cómo los pasean con cables al cuello, casi ahogándoles; muchos cosidos por todas partes. Su cuerpo parece un mapamundi, lleno de cicatrices. A estos perros no los sueltan si no están malheridos. Los únicos que abandonan son los galgos y chuchos(2) maltrechos. Allí tienen hasta perros con sarna y para quitársela les rocían con gasolina. Sobreviven, pero de aquella manera». Mario es un defensor de los animales. De Valdemingómez ha rescatado doce perros.

Sin denuncias

Ni la Policía Nacional ni el Seprona de la Guardia Civil tienen conocimiento de que se produzcan actualmente peleas de perros en Madrid. No hay denuncias. Mario critica que ha alertado en numerosas ocasiones el maltrato de Valdemingómez. «Tanto un Cuerpo como otro me han dicho que si no tenía nada mejor que hacer», espeta. Desde el Seprona informan de que si existen, son casos puntuales, ceñidos a «grupos cerrados, gente que se maneja bien en el ámbito delincuencial».

Un policía nacional que ha batallado con las peleas caninas en Villaverde sostiene la siguiente teoría: «La experiencia nos dice que chorizo(3) es igual a perro de presa. Los aluniceros(4), atracadores y delincuentes en general suelen tener estos animales para que cuando entremos en una casa les defiendan. En Villaverde hace dos años que no encontramos signos de peleas de perros. Muchos se han trasladado a fincas de Illescas. Antes nos encontrábamos árboles con sangre, de colgarles para el entrenamiento y neumáticos en ramas, donde les dejaban colgados para entrenarles. El problema es que siempre hay aguadores y nunca llegas cuando se está cometiendo el maltrato. Pueden tener a un perro de presa sin darle de comer diez días, atado, y después le echan un cocker para que se lo zampe. Forma parte del entrenamiento», manifiesta.

«Políticamente no interesa»

Este agente denuncia que hay poco seguimiento policial. «La licencia y el seguro de razas peligrosas son un engaño. Al final se exigen a gente normal con afán recaudatorio. Se pueden llegar a imponer sanciones desde 250 euros hasta 2.500. Penarlo no tiene efecto ni beneficio económico. Lo único que se puede hacer es retirar el animal a esta gente, pero luego los roban de las protectoras por la noche, como la de Carabanchel y vuelven a sus manos», afirma este conocedor. Esta aberración tiene mala solución. A juicio de este profesional, «políticamente no interesa».

(1) Camello: Se le llama en España a los traficantes de droga.
(2) Chucho: Perro sin raza.
(3) Chorizo: Ladrón de poca monta, delincuente.
(4) Aluniceros: Ladrones especializados en reventar con coches generalmente robados, los cristales de las tiendas y robar en pocos minutos todo lo que haya al alcance.

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