Tomado de alerta digital
Dos asociaciones islámicas radicadas en Lérida han pedido al Ayuntamiento de la ciudad que promulgue una normativa municipal para prohibir la presencia de perros tanto en los autobuses urbanos como en algunas zonas frecuentadas mayoritariamente por musulmanes, al ser considerados “animales impuros” por el islam.
Las citadas asociaciones son las mismas que presentaron alegaciones contra la ordenanza municipal que prohibió el uso del burka. Consideran que el Consistorio leridano debe regular la presencia de perros en la vía pública y en determinadas instalaciones municipales para “no ofender a los musulmanes”.
Van más allá incluso al considerar que la presencia junto a ellos de “animales impuros” vulnera la libertad religiosa y el derecho de los islámicos a vivir conforme a las prédicas coránicas.
Una fuente de la comunidad musulmana leridana anunció una próxima reunión de miembros de este colectivo con representantes de la Corporación Municipal y destacan el hecho de que una reivindicación como la que proponen ya ha sido aceptada en algunas urbes europeas como Londres, donde está prohibida la presencia de canes en los autobuses públicos. Preguntado si permitirán la excepción con los perros-guías, se mostró rotundo: “Un perro siempre es un perro”.
El origen del rechazo a los perros en el universo islámico se halla en los hádices (hechos o dichos de Mahoma recogidos por otras personas que se consideran fuentes fidedignas). Al respecto se citan dos. En el primero, Gabriel prometió al profeta que iría a visitarle, pero no fue, y más tarde le dijo que los ángeles no entran en una casa en la que haya una imagen o un perro. En el segundo, un tal Abdullah dice que “Alá ha ordenado matar los perros”.
¿Serán capaces los representantes municipales de Lérida de aceptar por un puñado de votos lo que ninguna sociedad moralmente sana admitiría? El fondo del asunto es que estamos tocando fondo. Y que la casta política y los apologetas de la multiculturalidad nos han arrastrado a ese fondo.
miércoles, 16 de febrero de 2011
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sólo me queda decir.."Mientras más conozco a la gente más quiero a mis perros"..nuestra estupidez atraviesa los credos y los tiempos...será un gen del homo sapiens???
ResponderEliminarSaludos
Hola vivi. Seguramente sea eso, un gen que venimos arrastrando desde el homo sapiens. Una cosa te digo, yo soy extranjero y cuando llegué a este país que me acogió por supuesto que encontré cosas que por mi cultura me parecían extrañas o incompatibles conmigo, pero de ahí a pretender exigir que las cambiaran cuando son aceptadas por la sociedad que me recibe va un trecho como del dicho al hecho, si a mi no me gustan los perros y viajo a un país donde estos son admitidos en los transportes públicos, tengo dos opciones, la primera es no subir a ellos y la segunda recoger mis cosas e irme por donde llegué, no puedo venir de afuera, venga de donde venga a imponer mis costumbres.
ResponderEliminarAsí lo veo.
Como siempre gracias por tus comentarios.
Un abrazo.