La WSPA lanzó el pasado cuatro de octubre el “Reporte sobre Delfines Cautivos en México y República Dominicana”, el cual describe la situación de los delfinarios en estos dos países, así como los actos de crueldad que sufren los delfines en cautiverio y sus consecuencias.
El estudio fue preparado por la Dra. Yolanda Alaniz; quien presentó esta investigación en la Academia de las Ciencias de la República Dominicana, Ciudad Colonial.
La WSPA sabe bien que para un delfín una piscina es una jaula. Estos animales de movimiento rápido, que forman grupos sociales complejos cuando están en libertad, no pueden comportarse naturalmente en cautiverio. “Con este reporte podremos identificar oportunidades para conducir nuestra campaña de manera efectiva, con el fin de promover alternativas para ver y disfrutar de los delfines en su hábitat natural, sin necesidad de confinarlos y someterlos a maltrato,” dijo Marcela Vargas, Gerente de Campañas de la WSPA para México, Centroamérica y el Caribe.
El documento muestra una descripción del tipo de instalaciones encontradas, por su estrecha relación con la precaria calidad de vida de los animales, ya que se encuentran construidas para la comodidad del público, sin importar el impacto sobre las poblaciones de delfines que encierran y revela el mal manejo, tanto veterinario como de los cuidadores y administradores y la falta de vigilancia y ordenamientos por parte de las autoridades ambientales.
“Ver estos encierros, que representan una verdadera crueldad para estos animales tan inteligentes y con una vida social compleja, nos impulsó a conocer las consecuencias que el cautiverio tiene para los delfines y sus poblaciones” - comentó la Dra. Alaniz.
El turismo y otros programas incentivan la cruel industria
Miles de personas disfrutan cada año espectáculos y contacto con delfines vivos en cautiverio. Hoy día son muy comunes los programas para nadar con delfines y los turistas están dispuestos a pagar grandes cantidades por esta actividad. Existe, además, otra actividad que es la terapia asistida con delfines, en la cual estos animales son usados como “terapeutas” y se les invocan poderes curativos.
Una vida llena de sufrimiento físico y emocional
Los visitantes no siempre comprenden que estos animales allí encerrados para estos oficios nadarían hasta 50 millas por día en su ambiente natural y que las aguas poco profundas exponen su delicada piel a quemaduras de sol dolorosas. Los que se dejan enganchar por la tan promocionada “sonrisa” de delfín no saben que esa es simplemente la forma de sus bocas y no refleja su estado emocional.Parte de la solución: rechace el cautiverio cuando haga turismo
Nunca visite una atracción con mamíferos marinos -el mismo hecho del encierro es dañino para su bienestar. En cambio, busque un plan responsable de avistamiento en barco y disfrute el espectáculo natural que ofrecen los delfines en el océano. Un recorrido responsable no incluye ninguna interacción con los delfines.
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