Siento apartarme de la línea de este blog, pero la noticia y su protagonista merecen mi homenaje en este espacio por varias razones, primera por compartir nacionalidad con ella, segunda porque muchos de los que visitan este espacio también estarán lamentando su desaparición, tercera porque gran parte de los visitantes que aquí llegan proceden de México, país donde fijó su residencia por más de cinco décadas y cuarta porque entre otras muchas cosas Olga era una amante de los animales.
Se va con la Guillot una buena parte de nuestra historia musical, en su larguísima carrera interpretó el bolero como nadie. Pena da que su sueño de volver a cantar en una Cuba liberada se quedó en eso, un sueño.
A pesar de que en las emisoras de la isla estaba prohibida la gente en casa la escuchaba a escondidas y su voz siempre estuvo presente en esa tierra suya, mía, de Celia que como ella, tampoco pudo cumplir ese sueño anhelado de ver la patria liberada y volver allí a compartir con su pueblo la alegría de vivir en libertad y democracia.
Descansa en paz Olga Guillot.
Artículo completo en El Nuevo Herald
Daniel Santos Bonachea.
martes, 13 de julio de 2010
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