Tomado de LIBERA ONG
Existe una moda creciente de adquirir animales exóticos como animales de compañía, ¿pero sabemos cuánto daño supone a estos animales? ¿Sabemos qué riesgos estamos corriendo al hacerlo?
Cuando pensamos en la idea de animales exóticos, solemos imaginar enormes pitones, chimpancés y cocodrilos. Sin embargo, también son animales exóticos los mapaches, tortugas, chinchillas, cacatúas, guacamayos, tucanes, erizos, conejos, iguanas, arañas, escorpiones, cerdos vietnamitas, cobayas, ardillas... Debemos tener en cuenta que por cada animal exótico que llega vivo a nuestras manos, otros nueve han muerto durante la captura, el encierro y el traslado.
Hay tiendas donde se venden animales exóticos a personas que desconocen las necesidades de dichos animales. Por ese motivo sufren diversas enfermedades, e incluso la mayoría de veterinarios saben cómo tratarlas.
El destino que suelen tener los animales exóticos cuando sus dueños se cansan de ellos, cuando enferman, o cuando los animales adquieren un edad que dificulta su venta en las tiendas, suelen terminar en centros de recuperación privado que, sin ayudas por parte de la administración, deben asumir las consecuencias de que esos animales hayan sido capturados, desplazados por la fuerza, vendidos y abandonados. Asimismo hay animales exóticos que son abandonados en ecosistemas que les resultan ajenos, causando graves problemas ecológicos.
El respeto a los animales exóticos pasa necesariamente por dejarlos vivir y oponernos a su venta. El tráfico ilegal de animales salvajes supone el segundo más grande del mundo, solamente superado por el tráfico de armas. Sin embargo, ya sea de forma legal o ilegal, de animales exóticos o domesticados, comerciar con animales es algo que debemos rechazar.
sábado, 1 de mayo de 2010
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